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Staff Kiosco Informativo | 15 de noviembre de 2024
Tepatitlán de Morelos, Jalisco.- En la memoria colectiva de Tepatitlán, hay nombres que trascienden las décadas, no por su fortuna, ni por sus grandes logros, sino por su carisma y humanidad. Este 14 de noviembre, el pueblo despidió a Francisco Cortes, mejor conocido como “Sonorita”, un personaje que, a pesar de su andar errante, conquistó el corazón de los tepatitlenses con su alegría y sencillez.
Aunque muchos lo consideraban «una persona de la calle», quienes lo conocieron saben que el Sonorita era mucho más que eso.
Con su inseparable radio, que siempre funcionaba gracias a las pilas que compraba pidiendo monedas en las esquinas, este peculiar personaje llenaba de música y risas las calles de Tepatitlán.
A lo largo de los años, el Sonorita se convirtió en un ícono cultural, una especie de musa popular que inspiró incluso a varios artistas plásticos tepatitlenses y alteños.
Su peculiar estilo de vida, su sentido del humor y su autenticidad lo llevaron a ocupar un lugar especial en el imaginario colectivo, junto a otros personajes como el Nono y Gloria, quienes también dejaron una huella imborrable en la historia local.
Uno de los homenajes más notables al Sonorita es la escultura de madera que se encuentra en la calle Hidalgo, una obra que captura su esencia y recuerda su paso por el municipio.
Yes que más allá de su figura errante, el Sonorita era un símbolo de resistencia y alegría, un recordatorio de que la vida, incluso en su aparente simplicidad, puede estar llena de significado.
La noticia de su fallecimiento ha generado una ola de nostalgia y cariño entre los habitantes de Tepatitlán. En redes sociales y conversaciones, no faltan las anécdotas sobre sus ocurrencias, su risa contagiosa y su manera única de relacionarse con los demás.
Para muchos, el Sonorita representa lo que Tepatitlán tiene de más valioso: su gente. Esa capacidad de reírse de la vida, de abrazar a los diferentes, de convertir lo cotidiano en arte y de encontrar belleza en las pequeñas cosas.
Hoy, Tepatitlán despide no solo a un personaje, sino a un fragmento de su alma. El Sonorita deja un legado que va más allá de las calles que recorrió; deja un mensaje de autenticidad, humanidad y amor por la vida. Que descanse en paz.
