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Septiembre, mes de la patria ¿Cuál mes? ¿Cuál patria? | OPINIÓN

Enrique Espejo Águila | @El_Esagui | 1 de septiembre del 2017

Es difícil no caer en el consenso popular y dejar de considerar Septiembre como el mes de la patria. No es que quiera ir contra la corriente e imponer una nueva fecha como símbolo patrio, solo que me gustaría colocar sobre la mesa la duda, la crítica, la revisión histórica, y no bajo el objetivo de cambiar las cosas, tan solo para comprender mejor nuestra realidad.

Por ello descarto Agosto como mes patrio; en ese mes pero de 1521 cayó Tenochtitlán, siendo este evento el parto doloroso que engendraría a una nueva nación.

Pueda pensarse que el verdadero nacimiento de una nación fue en Noviembre; el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional lleva por fecha el 6 de Noviembre de 1813, inspirada y sustentada en el grandioso texto Sentimiento de la nación de Morelos. Texto que mucho se ha olvidado y bien valdría darle una revisada.

Quizá dejando la exactitud de lado, desecho el 27 de Septiembre (contrastado con la madrugada del 16 de Septiembre); en 1821 se realizó la entrada del Ejército Trigarante en la ciudad de México, considerándose este evento el fin de la guerra de independencia.

O siendo legalistas debemos considerar, un día después, el día exacto: el 28 de Septiembre de 1821 se firmó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. Aunque si somos estrictos, la ausente firma de Juan O’Donoju, último Jefe Político Superior de Nueva España, invalidaría dicha acta. ¡Pero esto será México! Se agrega su firma en las copias impresas posteriormente y no pasa nada, a lo que sigue.

Y si para las fechas hay lugar a debate, no nos enfrasquemos en la denominación de “Padre de la Patria”; en lo personal considero a Ignacio Allende como tal, o quizá, si se me permite ser flexible, me decanto por Agustín de Iturbide I como “Padre” o “Consumador” de la patria. ¿Pero quién soy yo para imponer nuevas visiones?… espero pronto ser el Tercer Emperador de México y entonces sí… ¡momento! Desvarío…

Dejando de lado mis sueños ambiciosos. Con lo anterior quería poner sobre la mesa un hecho interesante, no la discusión en sí, sino la desinformación general sobre gran parte de nuestra historia. ¿Alguno de ustedes lectores estaba al tanto de los datos antes mencionados?
Podemos achacar la culpa a la SEP y sus pésimas y/o hasta tendenciosas maneras de mostrarnos nuestro pasado.  Tal vez el fallo es de la nueva generación de historiadores que van contra lo establecido para mostrar otro ángulo de la historia, ya sea esto por convicción personal o solo por vender y vivir de ese difícil arte. O pueden estar de acuerdo conmigo que considero las dos anteriores, sumando además el desenfado de la gente por conocerse. Ya sea porque no hay tiempo para ello, porque la historia es aburrida, porque es difícil y costoso comprar libros y leerlos, porque ¿a quién le importa eso y de qué puede servirme?

Sí, la historia es difícil, pero estamos viviendo un nuevo resurgimiento de ella, el cual debemos aprovechar y explotar para conocernos mejor pues, una frase ya muy reiterada por mí “Quien no aprender de la historia está condenado a repetirla”.

Por todo lo anterior me propongo en este “mes patrio” tratar de desempolvar todos mis libros de historia, tanto novelada como especializados, para presentarles muchas y variadas opciones para aprender de este pueblo que dice llamarse “el ombligo de la luna”, o mejor conocido como México… Ya cambiada la J y bien colocado el acento… sí, será un largo camino. Espero poder abarcarlo todo de manera sencilla y amena.

Azteca de Gary Jennings

El referente por excelencia. O al menos el título que más resuena cuando se habla del pueblo Azteca. Y aunque es un libro novelado, donde se toma el contexto histórico para narrar la vida de Mixtli; un azteca que narra sus aventuras desde la mítica Aztlán (origen del pueblo Azteca) hasta la inmensas selvas del pueblo Maya, pasando por la soberbia Tenochtitlán, cuna del pueblo Mexica que se ha forjado un gran imperio. Mientras que la última parte de su historia es contada bajo el control del nuevo dominio instaurado por la figura de Cortes y sus conquistadores.

Una narración extraordinaria y sencilla sobre el día a día en tiempos prehispánicos, donde se dibujan paisajes extraños para el lector, una cosmovisión única y un imperio que en su esplendor logró sorprender hasta a los mismos conquistadores. Y esto es logrado gracias a los 12 años que duró la investigación de Jennings en tierras mexicanas, lo cual presenta peso en la validez de sus relatos, claro, considerar que gran parte es fruto de su imaginación; la historia romántica, la vida de Mixtli y los infortunios por los que tiene que pasar, obligándolo a recorrer gran parte del imperio y conocer variadas culturas de la época. Pero también encontraremos, apoyados en una inmensa documentación, relatos que muestran las “instituciones” de la época, la estructura de la sociedad méxicatl, modo de vida, ceremonias, tradiciones y visión del mundo prehispánico.

Un libro para todos, ya que aquellos acérrimos enemigos de los hispanos podrán encontrar aquí la cruda ironía o simple objetividad de un azteca exponiendo sus vivencias, dejando expuestos las hipócritas posturas de los Defensores de la Fe Verdadera.

Mientras que los defensores de los primeros habitantes encontrarán en la narración de Mixtli algo neutro o hasta jocoso por su manera de expresarse ante unos frailes encargados de recopilar historias e información sobre la cultura local. Estilo narrativo que otorga al autor la libertad de permitirle a Mixtli detenerse a explicar, con sus propias palabras, los detalles que los frailes (y por ende, el lector) no tienen por qué entender.

Del mismo modo, el enfrentamiento entre los frailes a la escucha de escandalosas actitudes mexicas de lo más comunes, otorga la oportunidad de contrastar ambos mundos. Mundos que se perderán con el paso del tiempo.

El corazón de piedra verde de Salvador de Madariaga

Un libro por recomendación del Tlatoani Cuauhtémoc… bueno, al menos su cuenta en Twitter: @Cuauhtemoc_1521. Personaje que dedica la cuenta, su tiempo y trabajo a la difusión de la cultura mexica.
Entre los cientos de mensajes que hemos compartido, alguna vez surgió esta recomendación, entre muchas otras.
Al igual que el anterior libro, también se trata de un libro novelado, lo que ayuda de sobremanera a los lectores primerizos en el tema. Sin embargo, y aquí es donde puede encontrar los primeros detractores, me parece un poco más tendencioso hacía el lado Español. Aunque se nota el esfuerzo por mantenerse neutro, el peso católico-español logra imponerse complicando la lectura, al menos a manera personal.

Como material de referencia, para entender la conquista desde sus motivaciones y  la complejidad que abarca, es buen libro, pero, al menos con nosotros los locales, te deja una sensación de vacío que sí llenan otras lecturas que se comportan de manera más neutral. Me refiero a Jennings sin lugar a dudas.

La narración gira en torno al amor y los múltiples conflictos que puede generar en el ser humano; religión, geografía, posición económica, manera y estilo de concebir la vida, etc.
Lo anterior crea en la lectura distintos personajes con motivaciones a veces un tanto sin fundamento, pero que cumplen la función de generar un nudo con la trama. Aunque, muchas veces, es lo bastante sencillo como para predecir muchas de las situaciones que sucederán al pasar de las páginas.

En la lectura nos encontraremos a un mexica dudando del misticismo de su religión (tema sensible en la nuestra actualidad pero con motivaciones similares. Quizá solo por eso valga la pena leerlo) y renegando de la sumisión de su pueblo ante ella. El destino luchando contra él, logrando hacer que ponga en duda todo. Una bonita historia de un «qué tal si se hubieran tardado un poco más los españoles o los mexicas se hubieran adelantado». ¿De verdad el mundo sería diferente? ¡Al igual que con la ciencia ficción, vale la pena soñarlo!

Algo valioso a destacar son los pequeños guiños contra la idea general de que todo era bello y en paz antes de la llegada de los “malditos hombres barbados” (léase con voz de chairo): en más de una ocasión me encontré pensando «bah, ahora resulta que todo era bonito y ordenado en tiempos prehispánicos» y ¡boom! Llueven flechas, muere gente y los caminos se vuelven «caminos del México actual». Eran tiempos maravillosos para ser un mexica, sí. Pero ¿si eras un pueblo sometido por ellos (obligado a pagar tributo tanto en mercancías como en personas para sacrificios) pensarías igual?

Sin embargo, pese a todas mis quejas sobre la postura pro-hispánica terminaremos dándole la razón al autor: «¡Exacto! A Cortes se le puede denostar todo lo que quiera el rencor histórico y pueril de los mexicanos ¡pero! Se debe entender que no fue cosa fácil su empresa”. Pensamiento que me inundó durante la última cuarta parte del libro.

Al final podremos comprender (espero) que el mensaje de fondo es claro; la diversidad nos enriquece más de lo que pensamos, pensaban o, esperemos, se pueda pensar en un futuro. Y aquí, mezclando absolutamente todo, nos deja en claro esto. Si sabemos identificar ese mensaje y degustarlo, es un genial libro.

 

Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista de Miguel León-Portilla

 Es una probabilidad que quien lee estás letras no estén del todo satisfechos con las dos anteriores recomendaciones, es por ello que ahora quiero ir a un libro un tanto más especializado y especifico en su recopilación de información. Y con ello, además, demostrar el valor de los anteriores pues están fuertemente sustentados con información fidedigna que sobrevivo al paso del tiempo.
Añadir que la portada compartida es la edición en Náhuatl. Así de importante es la obra y su difusión.

El imperio Mexica es parte de nuestra historia, es la madre de México que conserva la versión tradicionalista de la historia contada por el padre Español. Por eso es vital aprender más sobre la historia de los vencidos, esa que fue acallada con la quema de códices y textos que relataban estos hechos (todo esto por razones varias, desde la no propagación de la cultura vencida como la idea absurda de ser textos diabólicos) y Miguel León-Portilla lo hace de manera magistral a reunir incontables textos, algunos de recién traducción del Náhuatl, otros traducidos por los religiosos de la época y algunos más, escritos en español por los sobrevivientes que decidieron dejar constancia su historia en la lengua del nuevo señor.

Visión de los vencidos es el correcto complemento a la historia “general” que conocemos a cerca de la conquista, gracias a estos textos podemos comprender el estupor y desconcierto ante la llegada de gente blanca, que viene encima de montañas sobre el mar, que llegaban precedidos por malos augurios que terminaron confirmando la caída el gran imperio Mexica. Podemos entender el desconcierto de Motecuhzoma (el nombre ha tenido distintas formas de escribirlo. Recordar que en español se intentaba replicar la fonética de un nombre en Náhuatl) además de su inseguridad ante los acontecimientos. Nos sumergimos en un mundo nuevo, pues encontramos textos donde nos explican cómo está formada la ciudad, los estratos sociales, la religión, educación y su visión del mundo guerrero. Podemos imaginar hasta donde hubieran podido llegar de haber tenido más tiempo (sí, es imposible no soñar con esa recurrente duda con el pasar de los libros sobre el tema). Pero sobre todo, podemos comprender porque fallaron, que errores cometieron y que lecciones nos pueden servir hoy en día. Claro si estamos dispuestos a verlas y comprenderlas.

Literalmente tenemos la Visión de los vencidos, es decir, la contraparte a la historia que siempre nos contaron. Con esta lectura, sumada a las dos anteriores, tendremos las dos versiones que nos ayudaran a entender la historia de una nueva manera, saber lo que perdimos y apreciar lo que ganamos. Comprender que no perdimos un imperio, lo fusionamos. Y por más que los españoles quisieron construir sobre las cenizas para borrarlas de la historia, este renace y aflora. Los sentimientos por conocer más sobre nuestro pasado indígena esta de “moda” y este es un excelente material para hacerlo. Somos México; de madre Mexica y padre Español (o viceversa, da igual) y pese a lo convulsivo de nuestra procreación la historia de los dos es nuestra historia, para poder mirar al futuro, y tomar el lugar que nos corresponde, debemos entender de dónde venimos y de que estamos hechos.

Para cerrar los comentarios sobre este libro me limitaré a compartir algunos extractos acompañados de algunas cavilaciones personales, lo que podrá ayudar a que no se consideré este un libro totalmente técnico.

“…por ese tiempo apareció un pobre macehual (hombre del pueblo), venido de las costas del Golfo con las primeras noticias de la llegada de unas como “torres o cerros pequeños que venían flotando por encima del mar”. En ellos venían gentes extrañas “de carnes muy blancas, más que nuestras carnes, todos los más tienen barba larga y el cabello hasta la oreja les da…” Tal noticia despertó la angustia de Motecuhzoma y, como veremos en el capítulo siguiente, movido a temor envió mensajeros y dones a quienes creyó que eran posiblemente Quetzalcóatl y otros dioses que volvían, según lo anunciado en sus códices y tradiciones.”

Visión de los vencidos.

Y aquí es donde Motecuhzoma comienza a orinarse en los… comienza a tener miedo.

Sin embargo me pongo a analizar la situación desde otra perspectiva, dejando a un lado a los hombre de ciencia, aquellos entregados a la Fe ¿cómo actuarán si algún día tenemos contacto con seres de otro planeta? ¿Acaso también los confundiremos con el correspondiente Dios, les daremos la bienvenida sin un asomo de escepticismo o haremos la guerra contra ellos?

Esto podría forjar excelentes discusiones y aflorar interesantes argumentos, sin embargo y retrocediendo históricamente, en aquellos tiempos el gran Tlatoani mandaba y él tenía que tomar la decisión, quizás con ayuda de los sabios, pero al fin era su decisión. Aquí radica la defensa de su actuar, que quizás errónea pero debemos comprender que así la consideramos ahora con el beneficio de la retrospectiva. ¿En ese momento que habríamos hecho nosotros? ¿Ignoraríamos por completo la religión y presagios de nuestro pueblo?

“De cualquier manera, los datos aportados por el Códice Ramírez ofrecen anécdotas particularmente interesantes, como por ejemplo la violenta reacción de la señora Yacotzin madre de Itxtlilxóchitl, quien al ser invitada a cambiar de religión, respondió a su hijo <<que debía haber perdido el juicio, pues tan presto se había dejado vencer de unos pocos bárbaros como eran los conquistadores>>.”

Visión de los vencidos.

Entre tanta tiniebla una luz, sin embargo, los ancianos nunca son escuchados por los soberbios hijos.

Aunque pequeño, deja un gran aporte, pues demuestra que existían voces contrarias a la mayoría asustada por estos nuevos visitantes. Y con esto podemos suponer la cantidad de diálogos vertidos antes ambas opciones; luchar o dejarse convertir por estos “Dioses”. Hicieron su elección y se equivocaron. No había manera posible de saber si hacían lo correcto. Esto es la concepción de nuestro México.

“A finales del siglo XVI y principios del siguiente hubo en la región central de México un renacer historiográfico, logrado por hombres que bien merecen el calificativo de distinguidos investigadores nahuas. Sobresalen entre ellos Hernando Alvarado Tezozómoc [c. 1526-c. 1610], Cristóbal del Castillo [c.1526- 1604], Chimalpain Cuauhtlehuanitzin [1570-c.1640] y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl [c.1578-1650]. Este último, aunque tenía ancestros españoles, se preció siempre de su linaje tetzcocano.

Todos ellos inquirieron en las mejores fuentes a su alcance: algunos códices con pinturas y signos glíficos, así como en los testimonios de ancianos sobrevivientes, cuyos nombres consignaron en varios casos. Rasgo común en lo que escribieron sobre el pasado de sus respectivos pueblos y señoríos -México-Tenochtitlan, Chalco-Amecameca y Tezcoco- fue el amor que demuestran por ellos y el afán de preservar el recuerdo de su historia.

Lejos de asumir posturas de resentimiento por cuanto ocurrió a sus pueblos, consideran que lo más importante es reconstruir su identidad con sólido fundamento histórico  Siendo plenamente conscientes del drama de los vencidos, se propusieron restañar sus heridas mostrando a sus descendientes que provenían de gentes que fueron grandes creadores de cultura.”

Visión de los vencidos. Precisamente dejar de lado los resentimientos y volver a reconstruir nuestra identidad son los puntos débiles de esta nuestra ahora nación.

-No entendemos la historia y ensalzamos imágenes contradictorias, para después enterrar todos sus restos juntos para que se puedan pelear por las noches.

-El enamoramiento de fantasmas a causa de no tener un “sólido fundamento histórico” nos lleva a venerar cualquier hueso.

-El resentimiento que tenemos antes nuestros padres y lo mucho que nos esforzamos negándolos.

¿Cuánto faltara para entender y comenzar a hacer las cosas bien?

 

 

Los cimientos del cielo de Juan Miguel Zunzunegui

Esta novela quiero que sea el puente entre lo indígena-hispánico y lo que se convertirá en Novohispano. Ese pueblo que todavía no somos completamente nosotros pero que ya comienza a dar atisbos de lo que se transformará.

El autor también es un excelente ejercicio de lo anterior: La manera distinta del Zunzunegui al manejar la historia, así como los mensajes nuevos y radicales (rompedor de las cadenas del pasado) ante un pueblo seducido por la imagen del pasado y obsesionado en volver a vivir sus “viejas glorias”, vino a dar un giro fresco bajo su peculiar perspectiva de entender el pasado, incluido “lo malo”, “lo horrible” que hicimos para así comprender nuestro presente y enfocarlo mejor.

En Los cimientos del cielo nos encontramos con lo que mejor sabe hacer el autor, crear una historia ficticia para hacerla cuadrar con acontecimientos y personajes reales. Ya explorada la conquista y parte de la independencia (se hablará más de sus libros en futuras entradas), le llegó el turno al virreinato; una época oscura que pocos historiadores se atreven a tocar, ya sea por el amor a la patria y no tener ánimo de recordar aquellos años donde estuvimos controlados por los españoles, o tal vez no tienen la capacidad de aprovechar esa época.

La caída de Tenochtitlan el 13 de Agosto funge como fecha cabalística para ser raíz de ésta historia. Una batalla donde los españoles doblegan a la ciudad tras la lucha contra los últimos “guerreros águila” que la defendían. El nacimiento de una promesa rodeada de sentimientos de venganza. Dos familias pilares de la historia, perseguidas por el pasado, ambas protectoras de sus propios cimientos del cielo.

Alonso de Ávila el gran conquistador hiere mortalmente a Cuautlanextli, uno de los últimos guerreros águila quien, antes de morir, hereda una pesada misión a su esposa e hijo; cuidar y esconder a los dioses de piedra, mantener en pie su cultura y su lucha. Y al más puro estilo “Shakespereano” Zunzunegui genera una lucha entre las siguientes generaciones: los Mexicas con la misión sagrada de ocultar las antiguas piedras que representaban a sus Dioses moribundos y los españoles civilizadores de los salvajes del nuevo mundo, acompañados de su religión católica y el santo oficio, que actúan en esas “situaciones difíciles” que crecen por doquier. Y una catedral en el centro del conflicto, lugar donde estuvo el Templo Mayor en honor a Huitzilopochtli y a Tláloc, ahora destruido. Piedras arrebatadas para la construcción de la nueva catedral Novohispana, tan grande como solo puede corresponder a la gran nación que ahí se estaba forjando. Una reciento para el nuevo Dios que vino a destruir a los antiguos, un lugar para alabarlos a todos.

Un libro que no se queda en la simple lucha de familias, nos muestra una interesante comparación entre distintas manera de ver la religión y la manera de profesar la fe. Atacando fuertemente los “pecados” del catolicismo y los estrechos lazos que tiene con la política. Herramienta útil para mantener el status quo y la corona sobre la cabeza de los monarcas.

Y mucha historia europea: La gran potencia, el imperio donde no se pone el sol. El monarca Español con el control del Sacro Imperio Romano. La nueva América recién descubierta. Las filipinas en Asia. El imperio más grande jamás visto, todo recompensa de un Dios que los privilegiaba. Imperio protector de una Fe que comenzaban a tambalearse con cada golpe de Lutero al clavar sus 95 tesis en la Iglesia del Palacio de Wittenberg.

No hay imperio que dure mil años y este no es la excepción; las naciones le envidian, se quieren liberar de su yugo o simplemente evolucionan, las nuevas ideas no tienen cabida en un imperio tan retrograda.

Endulzado con una narración sencilla, el libro nos narra la historia de un México en plena fusión, una nación que dejaba de ser Mexica y luchaba por no convertirse completamente en Española, pelea constante entre dos culturas que no debían fundirse por orden del Monarca y sangraban por encontrar su sitio.

Todo esto con un misterio por delante que justifica el libro. Éste es uno de los pocos puntos débiles que encontré pues, cuando se conoce la manera de escribir del autor logras reconocer los caminos por donde te quiere llevar, incluso puedes adelantarte y adivinar un par de giros dramáticos.
La historia algunas veces raya en lo meloso y rosa, pero logra sobreponerse. Cerrando con un final totalmente Hollywoodense; mi imaginación colocó un par detalles más a la escena final, pero aun así es genial.

La historia es espectacular, bastante elaborada y completa. Todo un árbol genealógico que algunas veces cuesta seguir, no tanto por la cantidad de generaciones a analizar, lo complica el tener a personajes con el mismo nombre y apellido, todo con objeto de seguir sus correspondientes misiones/venganzas. Pero claro, es un juego creado por el autor, una analogía que al termino ve luz sobre tanto misterio, detrás de su discurso final podemos, y solo entonces, comprender al libro en su totalidad. Este es un libro que merece prepararte un café luego de terminarlo, reposar y recapitular mentalmente. Seducido por los olores y sabores del café, descifrando el extraño libro que está ante nuestros ojos. Con el cierre del libro tenemos la llave para recapitular y resolver todos los misterios planteados, y solo así, al final, entender todos los discursos vertidos. Una lección para todo mexicano e incluso para aquellos que no lo son, toda persona encadenada al pasado aquí encontrará una interesante reflexión.

 

El Imperio español de Carlos V de Hugh Thomas

 Entre tanto libro novelado no quería dejar de aportar algo más técnico o especializado. Solo al final, pues quería primero dejarles un buen sabor de boca para, ahora sí, comenzar con una pequeña discusión.
Este libro no recuerdo donde lo compré, tal vez en la FIL de Guadalajara, sin embargo soy capaz de recordar que lo adquirí en busca de más información sobre la nación que logró controlar toda América y parte de Asia; el denominado Imperio donde no se ponía el sol. Desconociendo totalmente del autor me atreví a leerlo por parecerme técnico y enfocado a la figura del gobernante de dicho Imperio; Carlos V. Fue una excelente elección.

Reseñar este tipo de libros siempre me ha sido complicado, no me especializo en ellos y tiendo a favorecer a los novelados, lo que me otorga poco margen de comparación y pésimas herramientas para intentar hacerlo. Por lo tanto me limito a comentar que es una excelente y relajante forma de aprender (no es tan formal en su escritura, es decir, no es como si leyeran una enciclopedia) sobre lo que pasaba en España y Europa durante la época más álgida de la conquista, además de las nuevas colonias que se iban anexando a lo largo del mundo. Una manera de aprender sobre nosotros viendo el otro contexto; lo que pasaba del otro lado del mundo y en nuestro propio continente. Y es que, aunque nos consideramos el “ombligo de la luna”, no lo somos, y muchas otras cosas nos afectaron, incluso si no nos dimos cuenta de lo acontecido en otras latitudes.

Además anexo algunas sinopsis (Amazon y Gandhi) en busca de hacer más atractiva la invitación a la lectura:

El magistral y enigmático Carlos V, emperador de Europa y el Nuevo Mundo, es la figura central en torno a la cual gira el segundo volumen de la gran historia de la España imperial elaborada por Hugh Thomas.

Este volumen comienza en 1522 con el regreso de los restos de la expedición de Magallanes y termina con la muerte de Carlos V en 1558. Entre esos años, los españoles conquistan Guatemala, Yucatán, Colombia, Venezuela, Perú y Chile, y controlan ambos lados del poderoso Río de la Plata.

Con su habitual estilo colorido y detallista, Thomas transporta al lector a la época de los conquistadores, quienes apenas lograban creer el alcance de sus hazañas. El descubrimiento y posterior dominio y subyugación de todos estos pueblos indígenas levantaron una enorme polémica en España. Gobernantes y gobernados se empezaron a preguntar cómo deberían ser tratados y cuál era el papel de la Metrópoli en las nuevas tierras, debate que Thomas explora con gran perspicacia, y buen ojo para narrar problemas que han perdurado varios siglos.

 Y con esta última recomendación también anexar una invitación a evitar lecturas tan densas como Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, que aunque tienen mucha validez para el estudio de la historia, es por demás tediosa y de difícil comprensión para los simples apasionados por el tema: crónicas que fueron escritas cuando Bernal tenía ¡tan solo 84 años y en “Español antiguo”! Y seguramente habrá muchas más crónicas por ahí, pero… ¿cómo decirlo? Para el investigador histórico puede ser un documento indispensable, mientras que para aquel que se acerca por curiosidad ¡es por demás nefasto! ¡¿Qué carajos puede recordar con exactitud un anciano de 84 años!? Además ¿serán imparciales o propensos a apoyar su postura “buena onda” con los indígenas?

Arrggg… lean a Thomas, se muestra mucho más imparcial y con un lenguaje más relajado y familiar.

Espero fueran capaces de llegar hasta aquí. Ojalá que alguna lectura llamara su atención y la pongan en su lista de pendientes por leer. Pretendía que todos lograran aguantar la lectura hasta este punto, solo deseo sirva todo lo anterior para despertar su curiosidad y abrir su mundo y mente a nuevas interpretaciones de la historia que no buscan imponer ideas, solo pretenden cuestionar más, dejando siempre al lector la tarea de contrastar, permitiendo sea éste quien decida si su postura sigue firme o si sus valores históricos se cimbraron lo suficiente como para darse la oportunidad de seguir leyendo e investigando más al respecto.

Nuestra historia es quienes somos. Aprender de ella nos preparará. El futuro vendrá y siempre favorece a una mente preparada.
Por eso planeo en este mes hacer otras dos entradas más. La segunda intentando abarcar la mayor parte de la historia nacional, dejando así libre la tercera para lo poco que se me pueda escapar y lograr tener más espacio para recomendaciones de libros actuales que nos ayuden con el México del día de hoy y aquel que esperamos forjar en el futuro. ¿Alguna recomendación a tener en cuenta?

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