Juan Eduardo López Morales | @EduardoLopezM |16 de agosto de 2017
Estamos de regreso por este espacio estimado lector, después de un merecido descanso. En las pasadas semanas me percate de un fenómeno que se agudiza cada vez más para bien o para mal en las redes sociales.
El linchamiento se define como esa guerra, lucha o simplemente una “discusión” con el otro u otros, para, en la medida de lo posible, hacer creer a los demás que lo que uno dice, aporta y comparte en redes, es la verdad.
Una verdad a medias sinceramente, sí partimos de la idea preconcebida que cada usuario tiene sus juicios, prejuicios, conocimientos, saberes para la toma de decisiones y todos estos son factores para que los linchamientos se agudicen.
La semana pasada, dos personajes de la vida pública mexicana, uno del espectáculo y el otro del ámbito deportivo dieron pie a este tipo de linchamiento en redes. De pronto cientos de opiniones fundamentadas o no, emitieron juicios sobre la inocencia o culpabilidad de estos dos mexicanos.
Manuel Castells, experto en temas de comunicación, en su libro Redes de Indignación y esperanza, menciona: “El ser humano construye significados al interactuar con su entorno natural y social, interconectando sus redes neuronales, con las redes de la naturaleza y las redes sociales. Esta interconexión funciona mediante el intercambio de información. Para la sociedad en sentido amplio, la principal fuente de producción social de significado es el proceso de comunicación socializada. La comunicación socializada es aquella que existe en el ámbito público, más allá de la comunicación interpersonal».
Tomando de referencia a Castells, comunicar es compartir significados; aprender a compartir aquellos significados que construyen algo y que aportan argumentos válidos y claros, fuera de gustos personales y creencias.
Dejemos de lado los linchamientos a Peña Nieto, Enrique Alfaro, Rafa Márquez, Julión Álvarez, Enrique Michel, José Fors, las Calandrias, las Consultas Populares, Circo del Miedo o póngale el nombre o tema que guste.
Recordemos que estamos a pocos meses de entrar a un nuevo proceso electoral en 2018, y si la sociedad no aporta nada relevante con crítica y objetividad al debate que se viene, no dejaremos el linchamiento bárbaro que seguramente se vivirá en redes sociales y fuera de ellas, donde el principal factor de opinar en muestra de apoyo a «X» o «Y» político o partido.
Sí es así, sería muy lamentable no aportar nada para mejorar todo aquello de lo que nos quejamos regularmente. No cambiará nada a menos de que aportemos, por lo menos, una propuesta, idea, para hacerlo posible, para cambiarlo.
Ese silencio cómplice de la sociedad es al que se le debe tener cuidado, porque se podría convertir en el gran aliado del voto en el 2018.