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Cinthya Gómez | @KioscoInfo | 02 de mayo de 2017
Si resumes tu Tepabril cómo los quince días más locos del año, llenos de fiesta, de desvelos, de alegrías, de música, de palenques, de ver a tus artistas favoritos, de convivir con tus amigos, de verse guapos y si, también de borracheras y excesos, y ahora te preguntas ¿qué sigue?
Tranquilo, no estás deprimido. Pero quizá sí deberías replantear esas actividades qué haces el resto del año, para sentir que abril es tu única escapatoria.
Según María Isabel Rodríguez Sainz, docente y encargada del laboratorio de Psicología del Centro Universitario de Los Altos se trata más bien de una causa existencialista, antes que una depresión.
Para Rodríguez Sainz, no existe, como tal, la mitológica “depresión Post – Tepabril”, sino que es normal que después de una temporada de alto consumo de alcohol, excesos y euforia, se compare el después con una depresión, cuando realmente lo que había era una “falta de sentido”.
La académica considera que esa tristeza estriba en un fenómeno bien estudiado por los psicólogos y que es experimentado en todas las latitudes del orbe: la pérdida de sentido de la vida y la eventual apuesta a la búsqueda de la felicidad a través de métodos artificiales que sólo dotan de placer momentáneo.
“Es muy aventurado decir que esto sea a causa de todo el fenómeno Tepabril, yo le atribuyo más a una perdida de sentido, pero que no está dada por Tepabril. Tepabril viene a reflejar que había, anterior a esto, una pérdida de sentido y que tal vez en esta apuesta muy artificial, muy llena de ruido, de alcohol, de desvelo, de música, de actividades, pues es algo muy llamativo, entonces si alguien ahorra y acumula y apuesta todo eso, pues pareciera que es un fenómeno, pero en realidad ya existía una pérdida de sentido”, señaló la especialista.
Sin embargo, aunque no se trata de una depresión como tal, la sensación de vacío si está asociada a este padecimiento, que se detona a raíz de ciertas condiciones sociales y familiares.
“Es algo doloroso, porque es parte de esa vivencia vacía. La persona siente que no tiene ganas de vivir, entonces, le duele, porque la cotidianidad la trata de llenar con cosas artificiales, no con cosas profundas o plenas, sino que la llena de cosas materiales, efímeras, ruido”.
Los métodos artificiales como el consumo de alcohol, el ruido y los eventos masivos sólo disfrazan las carencias o vacíos, comentó.
Según la especialista el dedicar el tiempo a actividades más constructivas que hagan sentir a las personas que la vida vale la pena vivirse cada día, todos los días, sería la solución para evitar sentirse triste después de eventos tan grandes como las Fiestas Tepabril.
“Debemos reflexionar. Es válido, no es cuestionar como lo hace cada quién, sino te está dejando lo que buscas, estás buscando en el lugar equivocado”, finalizó.
