Eduardo Castellanos | 24 de marzo de 2024
Tepatitlán de Morelos.– Huele a flor de manzanilla. Desde muy temprano los vendedores de palmas, flores, eucaliptos y artesanías ofrecen sus mercancías en la fachada principal de la Parroquia de la Sagrada Familia, en el Barrio Alto de Tepatitlán. El sol de marzo y el calor que con él llegan no ha mermado la devoción de la gente que se reúne para el inicio de la Semana Mayor, el Domingo de Ramos.
Los fieles compran sus ramos. Se van de prisa al punto de reunión donde serán bendecidas sus adquisiciones: la entrada principal a la Unidad Deportiva Hidalgo. Los primeros en llegar son dos apóstoles, luego la avanzada de monaguillos que no pueden ocultar la emoción, en sus cruces altas llevan palmitas, posan para la foto, sonríen. La gente empieza a llegar con ramilletes de flores y hasta plantas para que la bendición les dure más.
El burro que habrá de hacer de transporte de Jesús de Nazaret llega al ingreso del complejo deportivo. Detrás viene el actor que representará al nazareno. Casi en manada arriban los demás apóstoles, los que hacían falta. Toman en serio su papel y hacen dos filas para que al centro vaya el hijo de Dios. Son los mismos actores del Grupo de Viacrucis que cada año representan la Pasión de Cristo, algunas veces hacen de discípulos, otras de soldados romanos.
Casi es mediodía. El señor cura Miguel Ángel Dávalos llega sonriente, tampoco esconde la emoción de iniciar los oficios. “Por fin traemos una bocina que se escucha”, dice el padre. Aunque de fondo suena una camioneta con altavoz ofreciendo frijol nuevo, frijol recién cosechado, frijol peruano. La gente pone atención a las palabras de Dávalos, se centran en su emoción de ver a Jesús montado en su burro, escoltado por sus doce discípulos ataviados con túnicas de colores brillantes.
Ya están también los muchachos de las Pascuas que acompañarán la procesión de un par de cuadras. El sacerdote lee el evangelio, toca San Lucas 19, 28-40. La gente se santigua. El Cura bendice los ramos y las palmas, también a la gente, a los devotos que se dieron cita. Dávalos explica a los feligreses la importancia de celebrar estas fechas.
“No olvidemos que esta manifestación es una representación física de lo que queremos vivir interiormente. Vayamos con canto, con júbilo. Tratemos de hacer entender a nuestra comunidad que vale la pena recibir a Dios hecho hombre, como el enviado, como el que viene a traernos noticias gratas. Vamos a caminar rumbo a nuestro templo parroquial”.
Al frente va la cruz alta, le siguen los ciriales, luego el Nazareno y sus apóstoles, el señor cura y los seminaristas. Detrás la comunidad con sus ramos, con ferviente amor a su Dios, cantando alabanzas , guiados por Bertha, una devota que lleva muchos años siendo la voz oficial de los Días Santos en el Barrio Alto.
En el templo de la calle González Gallo la gente espera la procesión. Listos para la misa de doce del Domingo de Ramos.