jueves , 21 noviembre 2024
Foto: Ángel Fuentes Ambriz y El Despertar

El Despertar: una efímera pero osada aventura en la historia de los periódicos alteños

«Tiene razón la gente alteña y particularmente los tepatitlenses, de sentirse orgullosos de su cuna, de su formación moral y espiritual».

Con esas palabras en un editorial plasmado en la portada de su número cero, nació el 4 de agosto de 1999, hace exactamente 24 años el periódico El Despertar. Una atrevida fantasía de breve, pero interesante existencia, que surgió de la inquietud de tres periodistas afincados en Tepatitlán.

«El Despertar es un órgano informativo que se gestó en las entrañas mismas de los tepatitlenses. Es nuestro objetivo informar con verticalidad y profesionalismo, con el único afán de servir a la comunidad; pero también para ofrecer un despertar noticioso que pueda coadyuvar a la formación integral de las nuevas generaciones que encaran el nuevo milenio», decía el editorial incluido en el número cero de este periódico.

En sus páginas, se trataron temas políticos, sociales, deportivos y culturales. Pero los fundadores de este periódico, tenían como ideal, contrarrestar a la narrativa conservadora que todavía permeaba a fines de Siglo XX en Tepatitlán, pero al mismo tiempo garantizar la pluralidad en sus páginas, aunque esto significara incluir a quienes pensaban distinto a ellos, lo cual es cada vez menos visto en los medios de comunicación.

Sus editoriales proponían una revisión al conflicto cristero, realizaban documentadas críticas a la glorificación de personajes como Porfirio Díaz o Agustín de Iturbide (mencionados incluso en arengas de los gritos de Independencia por parte de alcaldes alteños) y hasta llegaron a ventilar a algunos comunicadores por sus ligas con movimientos de ultraderecha.

Aquello sin duda era una audacia (o hasta una insolencia) en un Tepatitlán en qué todavía se notaban los amargos resabios de conservadurismo. El sueño apenas duró 41 números, pero El Despertar resultó ser escuela de comunicadores y artistas que siguieron ejerciendo el oficio, incluso en el ámbito estatal y nacional.

*Una leyenda del periodismo tapatío, enamorado de Tepatitlán*

El Despertar fue fundado por Ángel Fuentes Ambriz, un experimentado periodista tapatío que radicaba en Tepatitlán desde 1996, luego de haber hecho carrera en El Informador, El Occidental y el Diario de Guadalajara.

En sus años mozos, ganó el Premio Jalisco de Periodismo por una serie de reportajes sobre La Guerrilla Urbana de Guadalajara, publicados en la Revista Reflejos. Como asiduo cliente de la Cantina La Fuente, solía codearse con intelectuales, políticos, jueces, músicos, poetas y pintores en interminables tertulias.

En la década de los 80, la empresa periodística Unión Editorialista que encabezaba don Jaime Álvarez del Castillo, director de El Informador, se propuso crear una serie de periódicos regionales. Solo alcanzaron a abrir tres: El Sureño, El Costeño y El Alteño, que fue el  único que sobrevivió, pues se publicó de 1984 a 2004. El entonces director de El Informador le propuso a Ángel Fuentes, mudarse a Tepatitlán para escribir en El Alteño, entonces dirigido por Miguel Ángel Casillas y capacitar a los jóvenes.

Fuentes Ambriz fue un acucioso observador de la vida cotidiana, lector voraz y montañista durante su juventud. Guardaba datos y anécdotas en su cabeza con una memoria que asemejaba a enciclopedia. Pero su principal característica era la bondad. El gran conversador rápidamente embonó en la particular y exigente sociedad alteña de la época.

*Equipo joven y plumas estatales*

A fines de la década de los 90 existió un periódico llamado Época de Los Altos (que circuló de 1997 a 1999). Su director Alfredo de la Torre Casillas cerró el rotativo dio por terminado ese proyecto y vendió el equipo y toda la oficina a Fuentes Ambriz, quien ya tenía la inquietud de fundar su propio proyecto.

A El Despertar se sumó a un equipo formado en su mayoría por jóvenes, que aunque talentosos y trabajadores, todavía eran inexpertos. Dos de ellos, eran los alumnos más aventajados de Fuentes Ambriz durante su paso en El Alteño y se convirtieron en los dos pilares del proyecto:  Miguel Ángel López Navarro (a quien se refería como «El Campeón» pues también era atleta y refundador del Club Galgos)  y Julio Ríos, quien años más tarde haría carrera en medios de Guadalajara. Ellos se harían cargo de la sección deportiva y la información general, respectivamente.

De la sección cultural se encargó la joven Elsa Oviedo, hoy Maestra en Artes Visuales por la UNAM y quien actualmente es una exitosa artista radicada en la Ciudad de México donde cobró notoriedad nacional por la creación de la bandera feminista (Verde, blanco y morada). En el diseño editorial trabajaba Marcos Delgadillo Vera, quien actualmente es un destacado videografo en la región. Del renglón administrativo y contable, se encargó Ana Rosa López Navarro, hermana del atleta incansable.

Aprovechando sus relaciones con el gremio Periodístico de Guadalajara, Ángel Fuentes invitó a diversos colaboradores de prosapia. Tal es el caso de Javier Medina Loera, Víctor Wario Romo y Azucena Ramos Herrera (quien posteriormente fuera directora de División en CUAltos). Además Ángel Fuentes logró que El Informador pusiera a disposición de El Despertar todo su archivo Periodístico y fotográfico y el hermano del gran periodista Manuel Buendía otorgó el permiso para republicar las columnas más destacadas de este gigante.

*Un insólito crisol de contradicciones*

El Despertar, sin embargo, aunque fue un duro crítico de la derecha, tampoco se peleó del todo con la concepción de identidad alteña que se gestó más o menos hace cien años y que aunque cada vez más frágil, continúa como un arquetipo en esta sociedad.

Es así como en sus páginas también desfilaron plumas identificadas por posturas de defensa a la vida y la familia, como Francisco Gallegos Franco y Leonardo García Camarena. Todo esto que pareciera una incongruencia, hizo de las páginas de El Despertar un crisol ideológico que hacía de su lectura una substanciosa experiencia.

En ese sentido puede decirse que El Despertar también fue un manojo de contradicciones. Algo parecido, con proporciones guardadas, a lo que pasó con El Demócrata, periódico de Tepatitlán fundado en 1905, en el que sus fundadores apoyaban posturas progresistas y laicas, pero al mismo tiempo se les notaba un catolicismo arraigado. Esas contradicciones propias de algunos alteños que se dicen progresistas.

Páginas llenas de calidad, pero vacías de publicidad

En el periodismo la calidad no siempre va de la mano de la rentabilidad económica. Tal fue el caso de El Despertar, donde el prestigio de sus plumas, la retórica apasionada de sus editoriales y el entusiasmo juvenil, contrastaba con los flacos ingresos, la presencia casi fantasmal (o mejor dicho ausencia) de inserciones pagadas y la falta de ventas en los puntos de distribución, donde más de alguna vez el sol terminó por amarillar sus páginas ante el desdén de los lectores.

Desde el inicio, El Despertar se enfrentó a la falta de apoyo de los anunciantes locales. Cuando uno de los reporteros se presentó en un conocido negocio del centro de la ciudad pare revelar un rollo fotográfico, el propietario preguntó para que eran las imágenes. El joven entusiasta respondió que para un nuevo proyecto periodístico, a lo que el dueño del estudio solo atinó a refunfuñar: «Mmm ¿Otro periódico más?» Aquello era una de tantas señales que advertían que un nuevo rotativo no parecía ser bienvenida en la cerrada sociedad tepatitlense.

Más allá de algunas esporádicas inserciones pagadas por el gobierno municipal (las cuales se esfumaron cuando el periódico apretó las críticas al ayuntamiento), las campañas de una empresa refresquera y algunos anuncios de negocios pequeños, el renglón publicitario en El Despertar era famélico, mientras que los gastos para imprimir los ejemplares y sostener una oficina eran muy altos.

En ese momento existía una auténtica efervescencia de publicaciones periodísticas: 7 Días, Conexiones, El Jueves de Los Altos y El Alteño, además de las revistas Presencia Alteña y Desarrollo Cultural. Parecía que no había espacio para un periódico más en Tepa.

Coberturas importantes

Entre las coberturas más importantes que realizó El Despertar, estuvieron las visitas a Tepatitlán de los entonces precandidatos a la Presidencia de México. La más destacada fue la presencia de Vicente Fox Quezada, al Auditorio Hidalgo, que se abarrotó para recibir a quien a la postre sería el ganador de los comicios.

Además, en El Despertar alguna vez presentaron una entrevista exclusiva con Manuel Bartlett, a la sazón precandidato del PRI a la presidencia de México, la cual ofreció en la tradicional cantina La Fuente, ubicada en el Centro de Guadalajara y de la cual Ángel Fuentes Ambriz era asiduo cliente.

Otros temas fueron la visita de Roberto Madrazo y una reunión con priístas realizada en el Real Casino y un encuentro de Francisco Ramírez Acuña con militantes blanquiazules, en el Lienzo Charro La Alteña.

Otra pieza de gran calidad publicada en El Despertar fue un reportaje a doble plana, titulado «Chelino nos dio la orden», en el que uno de los integrantes del Estado Mayor Presidencial, retirado en El Grullo durante el ocaso de su existencia, le relató a Fuentes Ambriz, en entrevista exclusiva, que quien ordenó la represión a los estudiantes en la marcha del 2 de octubre de 1968, habría sido el General Marcelino García Barragán.

A diferencia del resto de los periódicos, en El Despertar se dio un decidido apoyo a los temas culturales, con entrevistas a pintores, actores y músicos locales. Incluso se presentó alguna vez una entrevista exclusiva con Eleazar García «Chelelo», quien filmaba su nueva película en Tepa, además de un estupendo reportaje de Ángel Fuentes sobre la Banda Municipal y la falta de apoyo del gobierno municipal hacia sus músicos.

El final de la aventura

El Despertar se publicaba dos veces por semana: miércoles y sábado. Una periodicidad insostenible, tomando en cuenta los pocos anunciantes. Además se propuso una cobertura en distintos municipios como Arandas, Yahualica o San Miguel El Alto. En los hechos, sus ejemplares nunca pudieron salir de Tepa como soñaron sus fundadores.

Finalmente el 22 de abril del año 2000, se publicó el número 41, el último en su existencia. En ese entonces ya comenzaban a llegar a cuentagotas algunos anunciantes privados y los precandidatos que participarían en el proceso electoral de ese año mostraron cierto en pagar anuncios.

Sin embargo el deterioro de la salud de Ángel Fuentes precipitó al final del rotativo. Su última portada, presentaba una encuesta de favoritos a la alcaldía de Tepatitlán. Hasta en su último suspiro, El Despertar innovó, pues aquello no era una práctica común en los medios de comunicación de Tepa.

Angel Fuentes falleció el 1 de febrero de 2002 en su natal Guadalajara. En el funeral, su gran amigo Federico Marín Solís (ex editor del diario tapatío El Jalisciense) dirigió las siguientes palabras sobre este gran personaje que se enamoró de Tepa:

«Venimos a acompañar a Ángel en su encuentro con la madre tierra. Más que encuentro, un reencuentro, un retorno. (…) ¿Cuál daño hizo Ángel en vida? Inmensa fue su bondad y también su grandeza, tanto de cuerpo y de espíritu. Ángel traía dentro de sí, un impetuoso fuego, una gran energía con la que logró romper las cadenas del tiempo para instalarse en el cosmos infinito. Ángel Fuentes Ambriz, un ser excepcional, un hombre todo corazón,  tan grande era su bondad que no pudo adaptarse a este mundo y cada vez menos a medida que crece el rampante capitalismo, que nos está llevando al neoliberalismo, borrando todo espíritu de solidaridad para imponer el reino del individualismo y el egoísmo a rajatabla. Con su hermana Marcela, dejó un mensaje: Diles a todos mis amigos que siempre los he querido. Y la frase contundente, dicha a todos nosotros de frente, sin titubeos: No te debo, ni me debes nada. Todo fue por amor».

Quizá El Despertar se adelantó a su tiempo, pero dejó invaluables enseñanzas a sus colaboradores, quienes encontraron otros espacios profesionales, incluso en medios de comunicación estatales, y en algo debió influir la sólida formación y habilidades que desarrollaron durante su paso en este proyecto corto, pero vehemente.

En ese anhelo de modernidad, a los fundadores de El Despertar quizá se les pueda acusar de candidez. Imaginaron que una ciudad en franco crecimiento y ante la llegada del Nuevo Milenio era terreno fértil para la difusión de nuevas ideas a través de periódico que se sumaba a un complicado ecosistema de medios, sin más apoyo que su prosa.

Obviamente se equivocaron, pues aunque su pluma era educada y pristina, se aferraron a ella cual clavo ardiendo. Pero es precisamente gracias a esa pluma, que sus artículos y reportajes quedan caligrafiados en la historia del periodismo tepatitlense, para siempre. Escritos con esa agridulce e indeleble osadía que solo otorga la dignidad.

Foto: Angel Fuentes Ambriz (de sueter gris) en una cobertura en Tepatitlán. De izquierda a derecha: Alfredo Padilla, Angel Diaz Chavarría, Joel Muñoz, Fernando Navarro Ibarra, el mismo Angel Fuentes y Rigoberto González Martinez «Chacho» en 1996
Foto: Número 0 del periódico El Despertar, publicado el 4 de agosto de 1999
Foto: Ultimo número del periódico El Despertar, publicado el 22 de abril del año 2000. Con ello terminó una aventura periodística, que aunque breve, quedó escrita en la historia de la prensa tepatitlense.

 

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