Por: Oscar Miguel Rivera Hernández
En el contexto de la implementación de lo que algunos opositores denominan una educación «comunista», se encuentra la concepción del aprendizaje dialógico presente en «la Nueva Escuela Mexicana». Esta propuesta pedagógica aboga por un diálogo igualitario, otorgando valor a las ideas de los estudiantes y enfocándose en la diversidad para convertir el proceso educativo en un agente transformador de la realidad, en lugar de ser una simple herramienta de adaptación.
En busca de fomentar un pensamiento crítico y solidario, esta perspectiva pretende fortalecer las relaciones entre los actores de la comunidad educativa. El objetivo es garantizar que los alumnos adquieran habilidades fundamentales como el diálogo y la reflexión, construyendo en ellos las destrezas escolares esenciales para su plena inclusión en la sociedad contemporánea.
Los libros de texto en cuestión están concebidos como apoyo a un programa de estudios que reconoce el profesionalismo de los docentes. No se limitan a ser guías operativas para aplicar el plan de estudios, sino que buscan ofrecer una herramienta para que los maestros analicen y desarrollen la pedagogía y didáctica dentro y fuera del aula, en el seno de la escuela y la comunidad. Sin embargo, la oposición ha calificado esta propuesta como comunista, por poner a la comunidad en el centro de atención.
Entre los temas que generan controversia en estos libros de texto están la sexualidad y la familia. Aunque estos temas han sido objeto de debate desde que se empezaron a editar libros gratuitos en 1959, se argumenta que la guía y supervisión de los padres son fundamentales para abordarlos de manera adecuada, independientemente de si se encuentran en los materiales educativos o no.
En el año 2017, durante el periodo de Peña Nieto, se suscitó una supuesta polémica por la detección de miles de errores en los libros de matemáticas. Sin embargo, cuando las imprentas del periódico «El País» comenzaron a imprimir los libros para el gobierno, curiosamente los errores desaparecieron y se ignoraron las imágenes del cuerpo humano que antes causaron alarma. Esta situación pone de manifiesto un posible problema económico en la producción de los materiales educativos.
Además, es importante señalar que detrás de esta controversia también se encuentra una de las empresas de Claudio X. González, quien es proveedor de papel para los libros de texto. Según mi conocimiento, esta empresa posee la papelera más grande de América Latina, ubicada en Ixtaczoquitlán, Veracruz.
Asimismo, se mencionan los temas de los fraudes electorales y la matanza y desaparición de estudiantes en el año 1968, cuyas referencias explícitas en los libros de texto no son bien recibidas por ciertos sectores.
Es innegable que algunos teóricos comunistas y anarquistas han influenciado la elaboración de estos nuevos libros de texto, pero esto no significa que los libros estén saturados de estos temas.
Entre las críticas válidas a los libros de texto, se pueden cuestionar fechas erróneas, fallas en los cálculos matemáticos, desorden en los temas y deficiencias pedagógicas. En lugar de trivialidades como acusarlos de ser comunistas, la discusión debería enfocarse en aspectos objetivos y técnicos para mejorar la calidad de la educación.
La infodemia socava la seriedad de los temas educativos. Abordar el debate con seriedad y enfoque constructivo, considerando elementos objetivos, técnicos y transparentes, asegura la imparcialidad y calidad de la información, la cual debe ser veraz y con un análisis crítico, los cuales son fundamentales para un debate.