Oscar Miguel Rivera Hernández * | 21 de junio 2023
Ciudad de México.- La carrera hacia la sucesión presidencial en México ha tomado impulso después de las elecciones de 2023. Aunque, desde hace más de un año, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha formado a las «corcholatas» en la pista y acaba de dar el banderazo de salida. Este término de las “Corcholatas” ha inundado el discurso político y se ha atribuido a aquellos que aspiran a suceder al actual mandatario.
La competencia por la presidencia se ha formalizado en las últimas semanas y se espera que concluya en septiembre mediante una encuesta. En medio de una intensa campaña interna, los precandidatos están ansiosos por exhibirse y demostrar su poder. Los aspirantes de Morena, el partido en el poder, ya han renunciado a sus cargos.
Entre los candidatos de Morena, Claudia Sheinbaum, exjefa de gobierno de la Ciudad de México, ha logrado posicionarse como la favorita según la mayoría de los estudios de opinión y encuestas. Por otro lado, el excanciller Marcelo Ebrard y el exsecretario de Gobernación Adán Augusto López luchan por ganar simpatía y desplegar su mensaje en línea con la 4T impulsada por AMLO. Ricardo Monreal, exsenador, trata de proyectar una imagen de hombre común y de familia, aunque esta imagen podría ser solo aparente.
Hasta hace poco, la narrativa de los medios de comunicación se centraba principalmente en los candidatos de Morena, mientras que la oposición quedaba opacada y su discurso se limitaba a criticar al presidente, sin presentar propuestas claras. Sin embargo, con el establecimiento de reglas por parte del «Frente Amplio por México», una coalición de partidos de oposición, la narrativa ha cambiado. Ahora se habla, no solo de las corcholatas del presidente, sino también con firmeza se mencionan las corcholatas del «Frente Amplio opositor».
Este cambio en la narrativa de los medios indica que pudiera darse una contienda democrática y un equilibrio de poderes, ya que se les da espacio a los candidatos de la oposición para ser debatidos y evaluados por la ciudadanía. El Frente Amplio por México busca presentarse como una coalición unida para hacer frente al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), pero atraviesa dificultades debido a renuncias tras el anuncio de cómo seleccionarían al candidato para 2024.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se encuentra sumido en una profunda crisis. En el mes de junio, un grupo de nueve diputados del estado de Hidalgo decidió renunciar a esa formación política debido a desacuerdos con la dirigencia, según manifestaron. En días recientes, los senadores Miguel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga han anunciado su salida del tricolor con el propósito de formar un nuevo partido, algo que el exsecretario de Gobernación, Osorio Chong, ya había intentado durante el sexenio de Peña Nieto.
Estos movimientos evidencian la agitación interna y los conflictos de liderazgo que atraviesan los partidos que componen el Frente Amplio Opositor (PRI, PAN y PRD) en la actualidad, posicionan y permiten que la figura de Xóchitl Gálvez marche, ganado relevancia en este contexto, al participar en la contienda interna del frente opositor, para elegir al candidato presidencial.
Su enfrentamiento directo con el presidente AMLO, desafiándolo a debatir en las mañaneras, ha sido un punto de inflexión que ha aumentado significativamente su popularidad. Los medios de comunicación y los actores detrás de este bloque opositor, como Claudio X. González, la están usando y ven con entusiasmo la posibilidad para atraer más votos en contra de quien sea candidato de Morena en la contienda del 2024.
Si Claudia Sheinbaum fuera la candidata presidencial de las corcholatas del presidente, se produciría un enfrentamiento mano a mano, una confrontación entre dos mujeres con perfiles atractivos y combativos, lo cual sería un espectáculo político y un contraste interesante.
Esperamos que este proceso de sucesión presidencial promueva un ambiente de transparencia y participación ciudadana, donde se prioricen los intereses de la nación por encima de las disputas partidistas. La democracia se fortalece cuando se da voz a todos los sectores y se garantiza una competencia justa y equitativa. Aclarando que, al menos, ya ganamos con la descontaminación visual y auditiva de la misma retórica que traían los medios, al cambiarla, dando espacio a otras «Corcholatas», las de la oposición.