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¿México se sometió en la relación bilateral, o no había margen de maniobra? | OPINIÓN

Julio Ríos@julio_rios | 12 de junio de 2019

Una vez que México cedió prácticamente a todas las exigencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prácticamente sin meter las manos, ante la amenaza de imponer aranceles del 5 % a los productos de exportación mexicanos, soy de los que cree que ni el más hábil negociador habría podido hacer algo ante las actuales condiciones de dependencia económica que tenemos ante el vecino del norte.

Es triste que haya sido así. Pero realmente no había margen de maniobra. Ningún gobierno habría podido hacer nada, tanto por las condiciones de déficit económico, como por las características del personaje que encabeza el gobierno de Estados Unidos, que es impredecible, por decir lo menos.

No podíamos arriesgarnos a que Trump, en esta búsqueda de la reelección cumpliera con su amenaza. No nos debería sorprender el resultado de esta negociación, ante interlocutores tan poderosos.

Los opositores a AMLO, pregonan que México pudo haber hecho más. Se atreven a decir que México debió haber sido firme y hasta sugieren que se debió responder con medidas tributarias a los productos norteamericanos. Es decir: ojo por ojo, diente por diente, arancel por arancel. Eso era demencial. No somos China, no somos Rusia. Nosotros no podemos ponernos al tú por tú con Estados Unidos. Suena triste admitirlo, pero es la realidad cruda.

En un escenario real, a los únicos que habría afectado esa medida es a las empresas y consumidores mexicanos. Así como el arancel en aquel país habría terminado afectando a los ciudadanos y compañías estadounidenses. No era viable jugar al tú por tú. Quienes dicen eso lo hacen motivados por su actitud de lopezobradoristas recalcitrantes. Dentro de su conciencia saben que las cosas no funcionarían así.

En lo que si coincido, en que el presidente López Obrador debió presentarse al G20, porque hoy más que nunca se requieren más aliados. Fue un error no acudir. Y además, todo esto refleja que no ha habido una política consistente, histórica y permanente, en materia de relación bilateral en México y no la ha habido. Puros palos de ciego. Y ante ello, a este gobierno, recién instalado hace medio año, lo agarraron vulnerable.

Pero la verdad es que no había modo que fuera mejor el resultado. Incluso, pudo haber sido peor. Pero eso no quiere decir que sea para celebrar.

Y la mala noticia, es que estos jaloneos apenas empiezan. Por eso creo que la prudencia – para algunos excesiva y hasta rayando en el estoicismo- era la apuesta más apropiada. Por ahora, no se quemó un cartucho, que podría ser valioso en el futuro.

Lo que más me preocupa de que la Guardia Nacional se convertirá en una extensión de la Border Patrol estadounidense, es que ahora, los migrantes centroamericanos verán eclipsadas sus esperanzas de obtener una vida mejor.

No solo por el despliegue militar, sino porque, si de plano un alto porcentaje de la sociedad mexicana ya se regocijaba en su xenofobia, exigiendo que no entren los migrantes, ahora con la amenaza de Trump de los aranceles, verán con mucha mayor simpatía la violación a los derechos humanos

Si antes eran pocos quienes se ponían del lado de los migrantes, ahora serán menos, tristemente. Es decir, asistimos a una “trumpización” de la sociedad mexicana, término acuñado por mi colega de la fuente económica de El Informador, Andrés Gallegos.

Y otro punto preocupante. Distraer elementos de la Guardia Nacional, para atender la frontera sur, de por si porosa por sus características, se reflejará en descuidar otras regiones del país donde hay otras amenazas más urgentes contra la seguridad de los ciudadanos mexicanos.

México, de facto, ya había intensificado sus labores como Border Patrol, ya que en lo que va del 2019 se han detenido y deportado a más migrantes que en todo el año anterior. En 2018, según el Instituto Nacional de Migración, detuvo a 44 062. De enero a abril de 2019, ya eran 51 067.

La situación sin duda será difícil en las próximas semanas. Toda la carga la tendrá México. Sobre todo porque ni Honduras, ni El Salvador están haciendo nada para evitar el éxodo migrante.

Por último. Estoy de acuerdo que México debe de diversificar sus mercados. Para no seguir dependiendo de Estados Unidos y no ser rehén de próximos amagos. Y es que nunca es bueno tener todos los huevos en una canasta.

Colombia, por ejemplo, se colapsó cuando de forma unilateral, Venezuela, principal socio comercial del país cafetalero, canceló su Tratado de Libre Comercio. A los colombianos no les quedó más que seguir una política económica de diversificación y en un sexenio, ya tenía una sana relación con muchos países que afortunadamente para ellos, ya es más sólida a largo plazo y difícil de desmoronar.

La mala noticia es que esa diversificación, ni se concreta, ni da resultados inmediatos. Y a México lo tienen agarrado del cuello y por lo pronto, poco puede resolver ese tipo de estrategias.

Y mientras tanto, la estrategia de Trump, de usarnos como bandera de reelección, le funcionó al dedillo.

 

Julio Ríos es egresado de la Maestría en Transparencia y Protección de Datos Personales de la Universidad de Guadalajara. Es  periodista de la Fuente Política en el Estado de Jalisco. Labora en medios como el Canal 44, Radio UdeG así cómo La Gaceta.
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