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Foto: Profesor Noél Solís Roblero | Kiosco Informativo

«El libro que tienes que abrir es el corazón de los muchachos”, Noél Solis Roblero, profesor | ESPECIAL

Eduardo Castellanos | @KioscoInfo | 15 de mayo del 2019

Al profe Noél se le llenan los ojos de lágrimas al recordar momentos de su vida, algunos felices, otros no tanto. Nació en el estado de Chiapas, pero algunas circunstancias lo obligaron a moverse a otros estados del país.

Cuando estudiaba la secundaria nunca pensó en ser profesor, quería ser químico farmacobiólogo y terminó estudiando odontología, luego de quince años de componer dentaduras, por azares del destino y la necesidad, terminó siendo docente.

Mientras estudiaba para cirujano dentista en la Universidad en Torreón, Noél Solis Roblero trabajaba como talabartero y zapatero, al tiempo fue despedido. Un amigo lo invitó a trabajar como docente en una escuela particular. Fue así como en el año de 1973 inició como maestro impartiendo clases de biología, luego de anatomía humana, después matemáticas, asignatura que imparte en la actualidad.

Conoció Tepatitlán gracias a que desde que era niño escuchaba a su madre cantar “Las Alteñitas”, ella no conoció Tepatitlán. Años después cuando estudiaba la facultad, el futuro odontólogo viajaba de Torreón a Guadalajara, en ese trayecto el autobús en que viajaba se detenía en el centro de Tepa, ahí conoció el sabor de la birria, platillo que lo cautivaría al grado de hacerlo visitar la ciudad de manera constante.

Después de unos años se casó, tuvo tres hijos y vivió con su familia en San Luis de la Paz, Guanajuato. Una enfermedad aquejó a su segundo hijo, tenían que mudarse de ciudad, Guadalajara era una opción, pero decidieron avecindarse en Tepatitlán.

El 30 de diciembre de 1991, un día antes de que terminará el año, la familia llegó con sus maletas llenas de ilusiones e incertidumbres a Tepa, se hospedaron en el Hotel El Campanario, al día siguiente buscaron casa; la suerte estuvo de su parte y consiguieron vivienda.

El 31 de diciembre después de encontrar la casa comieron tostadas de ceviche en el Parque de los maestros o del beso, también de los conejos. Al caer la tarde fueron a la pizzería Eddys, compraron pizza y celebraron el año nuevo cenando en el cuarto de hotel. Al día siguiente salieron con rumbo a Guanajuato a preparar la mudanza. El 9 de enero de 1992 llegaron a establecerse en el municipio alteño.

Desde entonces ha trabajado en escuelas como la secundaria José Rolón, cuando era por cooperación, en la colonia del Carmen como profesor de preescolar. Impartió educación para los adultos en las oficinas del Sindicato de Trabajadores de la Educación. Fue de los primeros docentes en impartir clases en la Escuela Secundaria Técnica No. 25 en la Colonia El Carmen, pero desde 1992 ha trabajado hasta más de cincuenta horas frente a grupo en algunos ciclos escolares, actualmente está con los grupos durante 48 horas a la semana.

En Tepa el profesor Noél ha sido maestro de generaciones que datan desde el año 1992, se ha ganado el respeto, cariño y admiración de los educandos. Sabe escucharlos y entenderlos. A pesar de que imparte una de las materias más complejas para la mayoría de los estudiantes, el profesor ha sabido ganarse la voluntad los adolescentes que siempre han buscado un consejo.

Hoy para celebrar a todos los maestros, Kiosco Informativo tuvo una charla con el docente, en donde conversó con el reportero, sobre su trayectoria y el significado de ser profesor.

El profe va de camisa blanca, pluma en la bolsa de la prenda. Aunque tiene algunas canas, sigue casi igual que hace más de veinte años, la misma voz y la misma energía. Habla bajo, suspira con los recuerdos, llora cuando hay que hacerlo y responde cuando se le pregunta ¿Hay algún significado para la palabra docente?

“Te puedo describir los libros, muchas cosas para definirte que es un maestro, pero mi perspectiva, desde los años que he trabajado con los alumnos, para mi ser un maestro es ser amigo de los jóvenes, compartiendo el amor de un conocimiento que se tiene que dar de acuerdo a las necesidades de los muchachos emocionalmente”, acota el profesor.

Sabe que el contacto visual con los alumnos es esencial para hacer conexión, para mostrar empatía, para que la confianza empiece a fluir.

“No es ir y plantarse ante un pizarrón, desde la perspectiva de la asignatura que doy son formulas. Es ver de frente y escanear a todo el grupo como un abanico y observar la carita de cada uno, y tratar de llegar al fondo de esa mirada saber por qué está así”.

“Algunas miradas están pensando en un taco, en una torta, en el problema que tienen papá y mamá; o un dolor que traen porque siente que el abuelito, el tío está enfermo, algo te dice esa carita; o el que está saltando porque está feliz; o está saltando porque está excelente de salud”.

“Antes comenzar a escribir en el pizarrón, tengo un diálogo con los muchachos, desde el buenos días, cómo se sienten, qué hicieron, por qué estás cabizbajo, qué pasó por qué te sientes así. Después iniciamos la clase y mi clase son siempre preguntas”.

Solís Roblero dice que ser maestro no es solo impartir conocimientos, sino saber escuchar a los adolescentes, conocer sus necesidades también es primordial.

“Entonces ser maestro es ser un sacerdote, un médico y una cosa muy importante, ser un psicólogo, saber entender las emociones del muchacho, saber cuándo tienes que hablar con un tono fuerte y cuando tu voz tiene que ser melodiosa, cuando tienes que darle un jalón de orejas, cuando tienes que darle una palmadita”.

“Ser maestro es ser multifacético, no es solamente ser una persona que llega, abre un libro y ya. El libro que tienes que abrir, es el corazón de los muchachos, eso es lo más importante y allí, es lo que tú vas a tener esa prosperidad como docente. Los libros te podrán decir muchas cosas, te podrán hablar de técnicas y de tantas cosas. Hay estudiosos de los jóvenes, pero el estudio más cercano es el que tu ejecutes con tu grupo, es una cosa hermosa”.

“El profe”, recuerda que la necesidad lo puso en el camino de la docencia, misma que volvería a elegir en otra vida. No se arrepiente del camino que tomó. Afirma que Tepatitlán y su gente le han brindado la oportunidad de sentirse parte de la ciudad.

“No todo está en tus manos, si eso hubiese  sucedido, desde que yo hubiese terminado la educación secundaria hubiese estudiado la normal, estaba a unos pasos, sin embargo tuve que transitar varias cosas”.

“Me obligaron a buscar alternativas y salimos adelante, por eso a Tepatitlán yo le tengo mucho cariño, me siento tepatitlense. No sé, fui aceptado, y creo que sigo siendo aceptado. Camino y no falta quien me conozca, quien me diga ¡Maestro! Es una cosas maravillosa”.

“No me arrepiento de ser maestro, yo creo que si volviera a nacer, si me volvieran a pasar las mismas circunstancias, yo creo que volverá a optar por lo mismo, ser maestro”.

Al profe Noél como lo recuerdan muchos tepatitlenses que pasaron por las aulas de la Escuela Secundaria Foránea Número 26, le gusta conducir a los estudiantes, platicar y estar con ellos.

Antes de concluir con la entrevista, cuenta que durante toda la mañana de este día 15 de mayo, en su teléfono móvil no han cesado los mensajes para felicitarlo por el Día del Maestro.

Tiene una caja llena de fotografías y recuerdos que le han obsequiado sus alumnos, otras fotos posan en los anaqueles de la cocina o en su pequeño estudio.

“Todos mis alumnos me han dejado algo y se han llevado mucho de mí, mucho de mi corazón”, concluye

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