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Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos

De rodillas frente al Señor del Misericordia | TESTIMONIOS DE FE

Eduardo Castellanos | @KisocoInfo | 27 de abril del 2019

Lo único que Sofía, Eduardo, Yolanda, José Antonio, Bárbara y Samuel tienen en común es la fe en el Señor de la Misericordia de Tepatitlán, al igual que muchos otros peregrinos llegaron al templo de la calle Hidalgo para dar gracias por algún favor o milagro recibido.

Como si de retablos vivientes se tratara, cada uno de ellos tiene historias distintas, pero en todas existió la intervención del santo que decidió aparecer en el tronco de un árbol en un lugar llamado “Las varas”, en las faldas del Cerro Gordo.

Guadalupe Rosales es la mamá de José Antonio González. Llegaron desde una comunidad llamada la Guadalupana, una colonia marginada en donde la mayoría de sus habitantes se dedica a la elaboración de ladrillo. Ella venía a pagar una manda, no pudo hacerlo como hubiera querido, sin embargo, y para su sorpresa, su hijo se puso de rodillas y empezó a avanzar desde donde comienza La alameda.

Con lágrimas en los ojos, la madre no puede contener la emoción, la voz se quiebra y dice “se llama José Antonio González” tiene 16 años.

Al cuestionársele si su hijo está pagando alguna manda, la madre dice que no sabe.

“Imagínese como me siento, porque yo también venía a pagar una manda y no la pude cumplir porque no llegué, yo no pude. Me sorprendió ver a mi hijo de rodillas. A lo mejor está pagado la manda por mí”, dice Guadalupe Rosales.

Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos
Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos

Rosa Elena Gallegos Segundo, acompaña a su cuñada Yolanda, que de rodillas recorre el trayecto por la calle Hidalgo, mientras es auxiliada por otros familiares que ponen cobijas sobre el piso.

“Viene a pagar una manda de un niño que iban a operar, iba a ser una operación a corazón abierto, y de mi papá también que se le complicó una operación. Bendito Dios y gracias al Señor de la Misericordia se aliviaron.  Creemos mucho en el señor de la misericordia. Ya tienen como seis años viniendo, yo apenas cuatro años”, comenta la peregrina.

Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos

Samuel carga a su bebé que llora, viene a dar gracias al Señor de la Misericordia por haberle dado salud a su pequeño. El jueves 25 de abril salió desde Santa Paula, en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos
Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos

Bárbara Juliana tiene 15 años, es la segunda vez que llega de rodillas frente al altar del Señor de la Misericordia. “Venir a ver al señor es algo muy hermoso”, dice. Alguien se acerca a ofrecerle una rodillera para amortiguar la rodilla, Bárbara rechaza el apoyo dando las gracias.

Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos

Eduardo llegó desde San Miguel la Punta, una comunidad de Tonalá. Ha llegado al Santuario en varias ocasiones, es la primera que lo hace de rodillas.

Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos
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Reyes Torres López, acompaña a su esposa, quien de rodillas se dirige al templo en honor al Señor de la Misericordia. Fueron víctimas de la inseguridad que desde hace años se vive en gran parte del territorio mexicano.

“Hace poquito tuvimos un secuestro, prometimos que si la librábamos vendríamos acá, es lo que estamos pagando. Venimos de San Miguel de la Punta, Tonalá. Yo es la primera vez que vengo, ella ya es el segundo. Para nosotros significa mucho venir a ver al señor , porque nos ha hecho muchos milagros, esperemos nos siga ayudando y seguir viniendo, ya hicimos una promesa para seguir viniendo”.

“Tengo dos hijos, un niño y una niña, nos los trajimos en carriola, a ratos caminaban también. Salimos el jueves al mediodía, nos parábamos a tomar un agua o comer un duro”.

Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos

Sofía es una joven madre que carga a su bebé de apenas dos meses, la acompaña Juan, su marido. De rodillas, cuesta arriba. Es delgada, con mucha energía. El cansancio y dolor no le borran la sonrisa. Viene a pedirle al Señor de la Misericordia que su hijo siempre tenga salud, pide también por su familia.

Juan señala que su mujer solicita al cristo el poder seguir adelante juntos.

“Venimos desde El Salto; ya son varias veces que hemos venido, es la segunda vez que mi señora entra de rodillas, cuando nació nuestra otra hija se puso malita, también la trajimos, mi esposa se vino de rodillas también”.

“Venimos cansados y adoloridos, pero vale mucho la pena el sacrificio, la caminada. Porque venir a ver al Señor de la Misericordia significa todo para nosotros, es nuestro padre, el que nos da la vida, nos ayuda a salir adelante y poder estar bien en todo”.

Foto: Peregrinos del Señor de la Misericordia | Eduardo Castellanos

Estas son algunas muestras de fe y devoción que desde hace 53 años se viven en Tepatitlán con la peregrinación a pie, que parte desde San Pedro en el municipio de Tlaquepaque. Durante su trayecto, los peregrinos suelen descansar cuando se puede, se hidratan, otros hacen oración.

 

 

 

 

 

 

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