*María Goreti Martín Villaseñor | @KioscoInfo | 23 de febrero de 2019
En Tepatitlán como en varias ciudades alteñas, abundan relatos de leyendas, algunas tan lógicas y probables que a más de uno hacen dudar.
La ciudad de Tepatitlán también se distingue y es conocida por sus costumbres y tradiciones y aunque de los últimos años a esta fecha, ha crecido notablemente, jamás ha perdido su esencia. La religión obviamente ha motivado el origen de muchas leyendas en Los Altos de Jalisco y la que narraré enseguida, no es la excepción, pues tanto los principios e ideales de antes, siguen teniendo mucha importancia.
Existen varias leyendas, algunas demasiado fascinantes, pero “el zanjón del diablo” tal vez sea de las más conocidas.
Algunas personas dicen que fue a causa de un tornado que tuvo su epicentro en ese lugar; otros aseguran que fue el diablo el causante de ese “zanjón”.
Se localiza en la esquina entre la calle 20 de Noviembre, antiguamente conocida como Tajo de Nochistongo y la calle Manuel Doblado.
Se trata de un profundo socavón (hoyo grande) que tenía muy mala fama, tanto por lo agreste del terreno, como por haber sido el lugar elegido por algunos asesinos, para arrojar a sus víctimas sin que pudieran encontrarlos fácilmente. Cuando alguien se quería agarrar a golpes, simplemente acudían al “zanjón del diablo» a darse de puñetazos libres, sin distracciones ni miradas observantes.
Cuentan que en noches de tormenta los rayos y truenos retumbaban de uno a otro extremo de la tenebrosa cavidad. Un día dos jovencitas estaban paradas en esa esquina y un grupo de muchachos que pasaban por ese lugar decidieron quedarse a charlar con ellas; en ese momento vieron con terror al diablo volando en alas del viento, moviendo brazos y piernas con estruendosas carcajadas.
Los jóvenes con los pelos de punta, intentaron huir; una de las señoritas se tropezó y rodó cuesta abajo, golpeándose varias veces y terminó por caer en el pozo destapado justo en medio del “zanjón”; por ser de dudosa reputación, a nadie le dio por buscar a la chica, algunas personas aseguran escuchar todavía hoy, los lamentos de esa mujer, pidiendo ayuda y tenebrosos gritos que a cualquiera asustarían.
Muchas madres de familia persignan a sus pequeños cuando escuchan el trágico relato, y por eso la gente evitaba pasar por allí; en noches oscuras, aún hoy con varias casas a su alrededor y calles tan transitadas, ese socavón ya mermado en su extensión, continúa inspirando temor entre el vecindario.
Cómo los de esta leyenda, existen muchos otros sucesos parecidos que tienen al diablo o algún ser sobrenatural como protagonista, y a este mismo lugar, como escenario de horrendos relatos.