jueves , 21 noviembre 2024
Foto: Kiosco en Jalostotitlán | Kiosco Informativo

En Jalos, “el padre don Víctor” | LEYENDAS DE JALISCO

Por: Francisca Monserrath Gutiérrez

Una antigua leyenda cuenta que allá por 1880 en un pueblo llamado Jalostotitlán, Jalisco resultó un personaje misterioso. Mitad genio que, como pudo ser real, pudo ser imaginario. Nadie sabe cómo se apellidaba y la tradición lo presenta con el nombre de “el padre don Víctor”. Era un hombre alto y delgado, de rostro también alargado y austero, entrado en años, aunque no viejo; era un ministro más entre los sacerdotes que servían a la Parroquia de Ntra. Señora de la Asunción, patrona del lugar.

“Don Víctor” fue reconocido por los lugareños como un humilde sacerdote de origen campesino, no muy dado a las letras, pero que tuvo un intenso ministerio y vivió inmerso entre los más pobres de la sociedad local de aquellos años, tan dada a los extremos y contrastes sociales.

Según la tradición, el célebre “padre don Víctor” era originario del rancho de San Francisco, en donde tenía su casa y sus tierras para cultivar, aún viviendo en su rancho tenía a su cargo una misa todos los sábados en la capilla del panteón y los domingos en la parroquia.

En aquellos tiempos como es sabido no se permitía oficiar misa después de las dos de la tarde, sin embargo, una noche los vecinos del barrio escucharon claramente la campana de la capilla del panteón exactamente a las ocho de la noche; los vecinos más cercanos al cementerio, más curiosos y con menos miedo fueron a ver de qué se trataba, pues no acertaban si se trataba de un ánima en pena o de algún muchacho travieso que pretendía divertirse a sus costillas.

Pero, ¿Cuál sería su sorpresa?, se trataba del padre don Víctor quien revestido, iniciaba una misa. Sorprendidos de aquel hecho insólito, pero respetuosos, por el gran cariño que le tenían, escucharon atentos la misa y al terminar volvieron a sus casas, sin hacer comentario alguno.

La aparente discreción de aquellos vecinos no fue total, pues el extraño suceso llegó a oídos del obispo, quien para no actuar sin investigar, mandó llamar al padre Don Víctor, quien presuroso se dirigió a Guadalajara a presentarse ante el obispo, quien le preguntó:

– ¿Es verdad que usted dijo Misa a las ocho de la noche?

– R. Decir que no, sería una gran mentira.

– ¿No sabe usted que eso no está permitido?

– R. Fue orden de Dios porque había un alma en el purgatorio que la necesitaba.

– ¿No será que tomó más de la cuenta y el alcohol lo trastornó?

Quedará usted destituido y colgará la sotana, dijo con energía el obispo; el padre don Víctor se quitó la sotana y la colgó en un rayo de sol que penetraba los cristales de la ventana del despacho del obispo y para sorpresa de éste se quedó colgando del rayo. Impresionado el obispo por aquel hecho tan extraordinario como inesperado le regresó la sotana y le dio autorización del volver al pueblo y dar misas a la hora que deseara.

En otra ocasión, el Señor Cura de la parroquia le dijo al sacristán que apartara los ornamentos más viejos y en mal estado, incluso ruñidos por los ratones, refiriéndose a los del “padre don Víctor”. Cuando venga ese padre “patas cagadas”, dele usted estos ornamentos. El sacristán se quedó sorprendido y cumplió la orden recibida sin hacer ningún comentario.

El padre don Víctor sin importar el maltrato, celebró la misa el domingo por la mañana y al momento de hacer la consagración, ocurrió un hecho que para algunos fue extraordinario y para otros no lo fue, pues decían que “estaba loco ese padre de rancho”. Un aire extremo y movimientos incontrolables del padre don Víctor, fue lo que provocó el escándalo y admiración en los presentes.

Por lo que comenzaron a decir que estaba enfermo… ¿Qué fue lo que realmente ocurrió? ¿Alucinación, imaginación enfermedad?, quién sabe eso, no lo aclara la leyenda…Sólo queda interpretarlo como cada quien quiera.

Cuenta la leyenda y las personas de Jalostotitlán que puede haber varias versiones de la misma, algunas más cortas que otras, pero que en conjunto demuestran la aceptación que el relato ha ganado a lo largo de los años y también cómo se ha enriquecido con argumentos que se le han sumado en su travesía de generación en generación, conforme la imaginación de quienes la han contando. Siempre mencionan que sobresalen llamas y resplandores de su caja mortuoria y nadie ha logrado acercarse.

Este es un espacio de rescate cultural de las leyendas más tradicionales de Los Altos y de Jalisco, llevado a cabo por el Mtro. Pablo Huerta Gaytán del Centro Universitario de Los Altos en colaboración con los alumnos de Tepatitlán, de municipios de la región y de otros lugares de México, para rescatar parte del vasto y rico patrimonio cultural mexicano.
Las narrativas que aquí se dan a conocer, son colaboraciones exclusivas y parte de algunos productos de aprendizaje del curso-taller “Expresión Oral y Escrita”, que imparte el Mtro. Pablo Huerta Gaytán a alumnos del 2º semestre (201/-A) en Contaduría Pública, del Centro Universitario de Los Altos, de la Universidad de Guadalajara.
Hay quienes ven a la leyenda como resultado de hechos reales a los que se agregan interpretaciones de enseñanzas válidas y hacen que la historia resulte más interesante. Pueden existir muchas versiones ligeramente diferentes de una misma leyenda porque su transmisión inicial ha sido oral.

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