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Alí deportista Tepatitlense, Fotos Eduardo Castellanos, Kiosco Informativo

Alí, la pequeña gran atleta paralímpica

Eduardo Castellanos | @edcastellanos 

14 de julio del 2016.- Después de Complicaciones en el embarazo, riesgo de aborto, ocho meses de gestación y una cesárea que tuvo que practicarse de emergencia, nació Ali.

Alitzel Dávila Sepúlveda es una niña que casi siempre sonríe, sus ojos que alguna vez fueron azules, ahora tienen un bello color miel.

Su corta edad y su problema de parálisis cerebral, no fueron impedimento cuando hace algunas semanas se colgó dos medallas; una de oro y otra de bronce en la Paraolimpiada Nacional, celebrada en Acapulco Guerrero.

Alí nació y creció en Capilla de Guadalupe. A los pocos meses de nacida, los familiares se dieron cuenta de que algo estaba mal, para ellos había algo extraño en la pequeña, la movilidad de sus manos fue el primer indicio, así lo expresó Lupita Sepúlveda, su madre.

“A la que le tocó darse cuenta fue a mi mamá. Decíamos va a ser derecha porque mueve más la mano derecha y la izquierda parece que le va a costar más trabajo. Después fuimos notando que tenía dificultades en sus movimientos, la lleve con un pediatra y me mandó al DIF de Tepa, como yo apenas había empezado a trabajar, a mi mamá le tocó llevarla la primera vez, llegó con los ojos rojos y toda la apuración del mundo y me dice: es que me dijo la doctora que no va a caminar hasta los seis años y no va a hablar hasta los doce. Le conteste: no se apure, si con esa doctora va a ser así, yo la voy a llevar a otro lado donde camine y hable más pronto. Mi mamá sólo se me quedó viendo sorprendida por mi actitud, como pensando que no entendí, pero si, entendí perfectamente. Yo me empecé a mover, a buscar lugares. Fuimos a Tepa, a Arandas, a Guadalajara, a terapias. Lleva dos operaciones”, explicó Lupita.

La pequeña tuvo problemas en la cadera, a los dos años estaba en tratamientos terapéuticos, a esa edad fue intervenida quirúrgicamente. La doctora que les había dado el primer pronóstico falló, Ali empezó a caminar a los tres años. Hablar no lo hace mucho, porque no puede hilar conversaciones, pero todo lo da a entender.

La valentía, perseverancia, paciencia y sensibilidad de su madre, han sido la clave para que la adolescente sobresalga y aprenda a vencer obstáculos.

“Antes de que naciera Ali, veía algún niño con discapacidad le decía a Dios: ¿Por qué permites eso? Ya cuando me tocó no se me cerró el mundo, yo dije: si voy a hacer algo por ella, porque hay personas que tienen hijos así y no les dan la atención que requieren, por vergüenza o porque piensan que no vale la pena invertir tiempo ni dinero en ellos”.

“Desde pequeña he dejado que ella vaya haciendo las cosas como vaya pudiendo, nunca le he exigido, pero si la he dejado que ella haga lo que tiene que hacer, ya que lo intentó una y otra vez y no se salen las cosas es cuando me pide que ya le ayude”.

“Algo bueno de lo que ha habido por ejemplo, es que duró algunos años practicando baile de tahitiano, ha ido al Taekwondo. Nunca el digo que no va a poder, nunca le digo: no puedes hacer esto,  si algo le gusta, adelante, la apoyo. A veces me dice: ¿Te ayudo? Si, l explico hazle así, de esta manera, de esta otra, lo haga bien o no le doy las gracias por haberme ayudado”, expuso Sepúlveda.

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Los años en la escuela.

“A los dos años empecé cuando yo estaba trabajando, trabajaba en el Colegio y hubo una madre que me echó mucho la mano; un día le dije: madre quiero pedirle un favor, quiero llevar a Ali a la escuela de educación especial de Tepa, ¿me deja?, Si, fue la respuesta, mientras me tengas el trabajo tienes el permiso, entonces me iba a llevarla tres veces por semana. Un año estuvo en el kínder en Tepa, ya después la cambie al jardín de niños aquí, me dijeron que la integrara a un preescolar regular”.

“Tenía una amiga que llevaba a su hija a la escuela especial de San Ignacio y me dijo que estaba muy bien la escuela que si no quería ir a verla. Hizo el kínder aquí regular, estuvo varios años, hizo el primer año en el Colegio, ahí fue cuando nos dimos cuenta que no le funcionaba muy bien una escuela normal, mientras me encontraba una escuela especial para ella, no sabía si llevarla a Tepa o la de aquí, me platicaron la de San Ignacio, mientras recibía clases particulares con una maestra, duró como un año con ella”, relató Lupita Sepúlveda.

Todas las mañanas Ali era llevada por su madre a la comunidad de Cerro Gordo, donde la trasladaban a San Ignacio en un camión de transporte que envía el ayuntamiento de aquel municipio. En la escuela de educación especial, el gobierno municipal empezó a promover el deporte entre los niños con capacidades especiales. Los entrenamientos eran supervisados por un entrenador de Arandas, fue él quien empezó a ver que la adolescente tenía oportunidad de sobresalir en el deporte.

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Ali con dotes deportistas.

Con apenas año y medio practicando lanzamiento de disco y de bala, Alitzel ha logrado triunfos en otros estados como Querétaro, Aguascalientes y Guerrero, ha sobresalido en demostraciones y otras competencias amistosas intermunicipales. Es seleccionada en el Consejo Estatal para el Fomento Deportivo (CODE Jalisco).

“Van de todo el país, ella ya fue como representante del estado de Jalisco, está en el CODE, a donde ahorita no va porque le están haciendo aquí sus entrenamientos, no necesitamos ir hasta allá. Este año ganó la Nacional la medalla de bronce en disco y la de oro en bala”.

“El año pasado en marzo tuvo que competir en Guadalajara para que pudiera dar marca, también en junio del año pasado se fue Querétaro en donde quedó en cuarto lugar, en octubre fue Aguascalientes a otra competencia nacional en donde ganó dos medallas de oro. En noviembre van a ir a Puerto Vallarta a una competencia estatal”, detalló la madre.

Próximamente Ali y Lupita estarán buscando el apoyo del municipio al que pertenecen, Tepatitlán. Tienen la esperanza de que ser aceptadas y apoyadas para seguir cosechando triunfos.

“Antes nos íbamos de San Ignacio a Arandas, todos los sábados en la mañana, nos íbamos a las nueve y su entrenamiento era de 10 a 12 y ya nos regresábamos, ese costo yo lo solventaba. Vamos a empezar a ir a Tepa, porque como ya no va a la escuela, ya vamos a ir a donde nos corresponde. Ya nos hicieron la invitación que vayamos al municipio”.

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Tolerancia hacia las personas con capacidades diferentes.

A la difícil situación de sufrir una discapacidad motriz, se le ha sumado la intolerancia de algunas personas a la corta edad de Ali, sin embargo, su madre ha hecho lo posible por crear conciencia en las personas.

“Yo quiero que la gente vea que ellos pueden hacer algo, que no es nada más de dejarlos y no hacer nada por ellos, lo único que ha sido difícil son algunos momentos, por ejemplo, cuando iba a las clases de tahitiano, ella se sabía bien los pasos, pero los hacía mucho más lentos, se tropezaba y claro a las compañeritas no les  gustaba y no querían bailar junto con ella. Todas esas situaciones te bajan las pilas un poco. Todavía te encuentras con gente como que no los acepta muy bien, o no saben cómo ser tolerantes, pero de ahí en más el mensaje que mando es que a mi si me gusta enviar es que vean que ella es capaz de hacer cosas. Siempre la he traido de un lado para otro”. Concluye la orgullosa madre.

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