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Guns N Roses, Foto: Getty Images

Los 53 minutos con 55 segundos más frenéticos de la historia del rock | Discos Clásicos del Rock

Julio Ríos | @julio_rios | 02 de abril de 2017

¿Por qué Apettite for Destruction es uno de los discos más importantes del rock? La respuesta es sencilla. Porque en varias décadas pocas bandas habían podido lograr un producto que volviera loco tanto a los críticos como a los fans.

Toda la vida el debate sobre la calidad de la música se ha dividido en dos grandes corrientes: lo que piensan los expertos y lo que piensan los seres humanos comunes y corrientes. Los artistas que se enriquecen lo hacen porque su disco le gusta a la gente. En contraparte, el prestigio musical que te da el respaldo moral de los críticos musicales no da dinero, a pesar que los especialistas suelen tener la razón.

Ahí está la magia de Apettite for Destruction. La alabanza es unánime. Tanto expertos como escuchas coinciden: es una joya. Novedosa para su época, con tremenda producción, con frescura, con fuerza, con grandes melodías, con músicos que realmente destacan en sus instrumentos, pero sobre todo con actitud y honestidad.

Claro que mucha gente, sobre todo el público femenino, prefiere los trabajos subsecuentes, como Use Your Ilusion (volúmenes I y I)I y recuerdan más otras piezas más lentas de Guns N Roses. Pero todo conocedor y amante del hard rock debe de tener este disco en su colección. Sin duda, Apetite es el mejor disco que grabó Guns N Roses en su historia.

Este disco apareció al mercado en 1987. Para ser precisos, el 21 de Julio y durante los 53 minutos que dura es una locura. Blues, Hard Rock, tintes de actitud punkera y un casi nada de Heavy Metal hacen sentir que si los Rolling Stones hubieran surgido en los 80´s habrían seguido ese camino.

El disco causó polémica desde su salida porque llevaba en la portada una cruda imagen del pintor Robert Williams, donde aparecía una guía de turistas que tenía la tanga en la rodilla y su rostro estaba moreteado luego de haber sido mancillada por un robot, que a su vez está a punto de ser devorado por un monstruo.

Es conocido que, por su mensaje de violencia de género, las tiendas de discos se negaron a exhibir semejante lindeza y las portadas tuvieron que ser cambiadas por una cruz con las calaveras de los integrantes, extraído de uno de los tatuajes de Axl Rose.

La alineación de ese disco es la siguiente: el egocéntrico Rose en la voz, el icónico Slash en la guitarra líder, Duff Mc Kagan en el bajo, Izzy Stradlin en la guitarra rítmica y Steven Addler, quien desata toda su furia en la batería. Addler, por cierto, sería expulsado por sus excesos de drogas cuatro años después, aunque alcanzó a participar en el segundo disco de Guns N Roses, el también legendario y diametralmente distinto “Lies”.

Pasando a lo que más interesa, la música, debo decir que el disco no tiene desperdicio. Es de esos materiales que ahora no hay. Las actuales bandas se interesan en grabar dos o tres rolas para singles, pero no se esfuerzan en tener discos completos y redondos.

Abre con la mítica “Welcome to The Jungle”, que tiene una anécdota muy conocida. Esta rola estaba un poco más apegada al estilo heavy de moda en aquella época, pero tiene otros toques interesantes. Afortunadamente no es glam, aunque le hayan cardado el cabello a Axl para tratar de dar una imagen así y jalar espectadores incautos.

Luego viene una de mis favoritas: “It´s so Easy”, una muestra de que los de Guns N Roses no eran gente fina, sino todo lo contrario. Las palabras altisonantes se dejan escuchar constantemente, y la burla sangrante y el escarnio también, pues en la canción el protagonista se burla del vecino presumiéndole que el domingo acaba de acostarse con su hermana (la hermana del vecino, obviamente) y también se dice orgulloso por manejar ebrio cada noche a pesar de que el vodka no le deja ver nada en la madrugada. ¿Perturbador y de mal gusto? Lo es, admitámoslo. Pero así debería ser todo el rock. Este tema es de la autoría del buen Duff Mc Kagan y por eso el registro vocal es más bajo. La rola tiene constantes toques de punk y un bajo galopante.

Le sigue la legendaria “Nightrain”. La banda cuando no tenía dinero se embriagaba con un vino barato, que se llamaba así. Es quizá la mejor canción del disco. Está llena de emotividad y de un sentimiento rocanrolero, que cuando eres adolescente te hace confirmar que quizá no cabes en el mundo, por aquello de que dice que lo único que desea el cantante es largarse en su carro, chocar y arder, para nunca más volver. ¿Cuántos no sintieron eso en su adolescencia?

Out ta Get Me”, es decente, pero no histórica. Pasamos mejor a la divertida “Mr. Browstone”, (no necesito dar detalles para que sepan a qué se refiere). “Paradise City”, es excelente. Ruidosa a más no poder, potente, pero melódica. La combinación perfecta y uno de los sencillos más conocidos en la obra de Guns N´Roses. No ahondo mucho en ella porque todos la conocen y prefiero concentrarme en otros temas menos valorados y de mayor calidad.

Uno de esos temas poco conocidos a pesar de ser una de las obras mejor logradas de este quintento, es “My Michelle”, que rivaliza con “Nightrain” para ver cual de las dos rolas es la mejor del disco. También es otra muestra de la poca educación de los Guns, ya que en la letra, Rose se burla de una chica cuyo padre se gana la vida actuando en películas porno y también hace escarnio de su madre, quien murió de una sobredosis. “Mejor dame tu tarjeta de crédito y vamos a la licorería”, le dice. Chicos malos sin duda. Violencia de género cuando estaba tristemente normalizada.

Think About You”, pone el toque romántico. No es balada, porque este disco, afortundamente, no tiene ninguna balada. Pero es mejor así.

Sigue el tema “Sweet Child o’ Mine”, cuya temática es amorosa, pero el ritmo es un medio tiempo. No se por qué hay gente que quiere llamarle balada. Lo más recordable es el excelente intro de guitarra eléctrica y el solo de Slash. Y como todas las buenas canciones de este tipo, surgió de casualidad cuando la banda solo jugueteaba ensayando.

You’re Crazy”, es súper. Es la canción más frenética del disco, pesada y rabiosa y con más palabras altisonantes, y en la letra Axl Rose se encarga, por enésima ocasión, de humillar a una de sus pretendientes. De nuevo nos ahorramos el contenido, altamente cargado de sexismo.

Aquel maremagnum se va calmando con “Anything Goes” y la polémica “Rocket Queen”, que es una de mis favoritas. Aunque para variar, también es un híbrido que transita de una dulce y pegajosa letra romántica a un ácido discurso sexista de utilización del cuerpo femenino como si fuera propiedad del polémico cantante.

Dejando a un lado la controvertida retórica de Axl Rose, y concentrándonos únicamente en el trabajo estrictamente musical, en resumen, “Apetite for Destruction” Es uno de los mejores discos en la historia del rock y de la cultura popular.

En estos tiempos en que nadie se da el gusto de adquirir un disco completo, sentir el placer de romper el celofán y abrir el librito donde vienen las letras y oler ese aroma a tinta nueva. Por ello es poco probable que alguien haya escuchado este disco completo entre las nuevas generaciones.

Pero si en los próximos días de descanso tienes tiempo para escuchar esta obra que entra en casi todas las listas de los diez mejores discos de la historia del rock (e incluso alcanzó el primer lugar en la votación de 2011 por los lectores de Rolling Stone), estoy seguro que no te arrepentirás, pues serán los 53 minutos con 55 segundos mejor aprovechados en mucho, mucho tiempo.

 

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