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“El Tepa” la pasión de un pueblo | CRÓNICA

Fabian Huerta | @FabianMisraim | 13 de marzo de 2017

Se desvanece la ilusión, se ve lejos el objetivo, se aleja la liguilla; no se perdió, se jugó como nunca, pero nuevamente la suerte no estuvo a su favor, falla tras falla, desconcentración tras desconcentración, goles anulados y mal sabor de boca es todo lo que encierra el sentimiento de una afición tepatitlense, que poco a poco se aleja, que no disfruta, que no le gusta y por eso no asiste.

Tambores, tarolas, platillos y trompetas iniciaron a sonar: para comenzar a la voz de: “Por eso ´Tepa´ mi buen amigo, esta campaña volveré a estar contigo, te apoyaremos de corazón, esta es la porra que te quiere ver campeón”, alentó la porra “Húngara” desde la tribuna sol, misma que es adornada con listones rojos y azules, una playera azul gigante y una lona de unos diez metros de ancho impresa con su nombre (Porra Húngara).

Cada vez resuena menos, pues la mala racha del equipo ha hecho que los miembros de ésta se ausenten; los que siguen son los fieles, los de corazón los que no se rinden, los que cada quince días brincan, cantan, bailan, y algunas veces hasta se desnudan.

Este sábado, a pesar del clima frío y la lluvia que se hizo presente, la afición tepatitlense no abandonó a su equipo, del todo. Esperaban un partidazo. “El Clásico”.

Aunque para algunos el único “equipo del pueblo” es el Tepatitlán, el sábado no todo fue azul y rojo, pues también se dejaron ver playeras de los universitarios. Además, esta vez un grupo de no más de quince personas, acompañados de un tambor, alentó a los melenudos desde la tribuna sombra, arrinconados dejando entre ver el miedo generado por la afición alteña.

A las cuatro en punto el silbatazo inicial sonó. El cuadro de Los Altos saltó a la cancha con el uniforme blanco. Está vez, el Tepa no jugaría de local, sí, los azulgranas fueron visitantes en su propia casa.

La poca afición que suele ser fiel a su favor, el sábado se sintió dividida porque en ese tapete verde jugaron ambas escuadras, el Club Tepatitlán y el recién ascendido equipo de Cachorros de U de G. quien utiliza el inmueble como local desde agosto del 2016.

oooooOooooo

El “equipo del pueblo” comenzó dando catedra de lo que saben hacer, que por cierto la afición ya lo había olvidado, ya que últimamente les llueve sobre mojado en casa; con jugadas fabricadas por Oscar Saavedra, Miguel Guzmán y Salvador Ojeda continuamente pisaron el área rival, remates al poste, por un lado, o a las manos del arquero; a minutos de haber iniciado el encuentro los gritos se hicieron presentes hacia el delantero de nacionalidad cubana Yaudel Lahera, “´Cubano´ agarra tu barca y vete a tu país”, “Mora ya saca al ´Cubano´ y mete al ´Gato´”, abucheándole porque tuvo tres claras de gol, sí, las más claras del partido las tuvo el número nueve del Tepatitlán y no las anotó.

La afición tepatitlense alegre, su equipo jugaba y tenía llegada, pero la sonrisa les duró muy poco, ya que como bien dicen que el que perdona pierde los universitarios se avivaron y al minuto catorce tuvieron su primera llegada al arco rival y rugieron, Carlos Baltazar con un sombrerito adelantó a los melenudos; tras el gol la gente enfureció y con palabras y silbidos altisonantes protestaron el descuido de los azulgranas.

Solo seis minutos estuvieron arriba en el marcador, Miguel Guzmán la volvió a hacer, tras una falta afuera del área de los Cahorros se pitó un tiro de castigo a favor del “Tepa”, el hijo de Daniel el “Travieso” Guzmán lo cobró con la pierna izquierda y zampó el balón ahí, sí, ahí en donde las arañas ponen su nido.

“Que lindas las mañanas cuando sale el sol” se escuchó en las bocinas del inmueble, sí, esa canción única, que todo tepatitlense canta, del autor Juan José Espinoza Guevara titulada: Las Alteñitas, esa tonadilla que el Club Deportivo Tepatitlán adoptó para usarla cuando su equipo mete gol, esa melodía que resonó durante años en el antiguo “Tepa-Gómez” que ya solo vive en fotos y en recuerdos, y suena desde hace un año que se volvió a ver actividad ya en el remodelado estadio.

Tras el gol el público enloqueció, el sol comenzó a brillar para el “equipo del pueblo” en una tarde nublada; la “Húngara” no paró el carnaval durante el juego, a ellos llueva, truene o relampagueé no los caya nadie, muchos o pocos ahí están alentado “Yo soy del ´Tepa´ es un sentimiento que no morirá, ole ole ole, ole ole ole ola ole ole ole, cada día te quiero más…”

En el tiempo restante la escuadra de los Altos fue señor y dueño de la cancha, por momentos demostró ser el mandamás en ese tapete verde, aunque al final no se reflejó en el resultado; tocaron, llegaron, anotaron, y se lo anularon, este procedimiento en dos ocasiones, cosa que enojó a la afición que con silbidos y mentadas de madre despidió al cuerpo arbitral al final del partido.

El cuerpo técnico no se escapó, también fue abucheado por la afición, sí, esa afición que alguna vez fue llamada “jugador número doce” por el DT Octavio Mora, ahora le grita, le abuchea, le recrimina y le exige resultados.

La “Húngara” hizo de la suyas, se encueró, todos en filia se quitaron la playera parados en la barda que dividen la tribuna y el campo, sobre sus manos portaron una manta de unos diez metros de largo, mitad roja, mitad azul, con la leyenda “Imperio Azulgrana” mientras que del lado sombra la afición tomó cerveza y entre risas y caras tristes esto fue lo último que la grabadora registró: “se nos fue el partido”, “este partido era clave”, “se nos fue la liguilla”, “que se vaya Mora”.

 

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